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ALEXANDRA PUMAREJO: PROTAGONIS­TA DE SU VIDA.

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La escritora y columnista se acaba de casar, en pandemia, con Gerardo Sánchez Cristo. Además, lanzó su página web, tiene un podcast y estrena su primer taller online acerca del amor propio.

A sus 49 años Alexandra Pumarejo es una mujer feliz. Está enamorada, se siente plena y en paz, y su quehacer le permite cumplir la misión que se trazó desde muy temprana edad: aconsejar a otros para mejorar sus vidas. Pero, sobre todo, se ama profunda y completame­nte a sí misma, algo que le tomó más de una década de trabajo espiritual, hasta que entendió que no tenía que buscar afuera lo que estaba dentro de ella.

Pese a haber tenido lo que define “una existencia colorida”, la conferenci­sta, columnista de El Tiempo y autora del libro De tu lado con Alex, debió llegar hasta el fondo para levantarse y tomar, finalmente, el rumbo que su voz interior le dictaba.

Su madre se la llevó a Estados Unidos cuando tenía apenas dos años y vivió allí hasta que decidió regresar a Colombia para estudiar Finanzas y Relaciones Internacio­nales. Empezó su vida laboral a los 18 años; fue profesora de inglés y de español.

Luego, ocupó cargos de gran relevancia: se desempeñó como asistente de la primera dama Ana Milena Muñoz de Gaviria, fue banquera de inversión, manejó el Departamen­to de Leasing de Ecopetrol, montó una empresa llamada Global Education Group, tuvo una hija, se divorció dos veces, trabajó como asesora de comunicaci­ones de la Federación Nacional de Cafeteros y lideró una sección en Día a Día de Caracol TV.

“La pandemia fue un regalo. Pese a lo difícil, dolorosa y miedosa que ha sido para casi todos, muchas personas han podido hacerles frente a cosas que venían postergand­o y que ya no podían evadir”.

Pero el exceso de trabajo, sus relaciones fallidas y los dolores que cargaba desde la infancia le pasaron factura; se sentía llena de tristeza y rabia. “No me tomaba el tiempo de mirar lo que me ocurría a nivel personal”. Sabía que quería ayudar a las mujeres, de ahí su espacio en televisión, pero en la medida en que les daba consejos empezó a darse cuenta de que ella misma tenía muchas cosas por sanar.

Entonces experiment­ó un terrible bajón. “Una vez tuve que firmar un cheque y no supe cómo hacerlo. Fui donde el neurólogo, pensando que tenía un tumor en la cabeza o algo malo, y me dijo que sufría una profunda depresión”. Llevaba años escondiénd­ose detrás de muchas máscaras y no se había atrevido a preguntars­e quién era realmente, a afrontar sus miedos, hacer consciente la sensación de insuficien­cia y de abandono que la atormentab­a desde pequeña, y su constante necesidad de aprobación.

Pero, entonces, en la depresión vio la luz que la llevaría a tomar el camino de su propósito de vida. Luego de viajar a Bután, al Tíbet, a Nepal y a Marruecos para encontrar respuestas, y de pasar por todo tipo de terapias, entre ellas un taller con HeatherAsh Amara –discípula de Miguel Ruiz, escritor de Los cuatro acuerdos–, en el que caminó sobre fuego, y de asistir a varias charlas con Oprah Winfrey, dejó de sentirse víctima para convertirs­e en protagonis­ta de su vida: “Cuando culpas a los demás por todo lo que te ocurre, les

cedes el control, pero si decides ser protagonis­ta, tienes la solución en tus manos... la única persona que puedes cambiar es a ti misma, así que me dije: ‘Quien debe transforma­rse, mejorar y aprender soy yo; yo debo asumir la responsabi­lidad por mi existencia’”.

Se convirtió en una estudiosa de los más importante­s gurús de autoayuda, como Eckhart Tolle, Wayne Dyer, Louise Hay y Brené Brown, y se dedicó a trabajar en su interior, un camino que, confiesa, fue duro y penoso. Además, decidió estar sola por un tiempo. “De hecho, decía con frecuencia a quienes me conocían que para salir de nuevo con alguien tenía que ser más chévere que Netflix”.

Entonces, encontró a Gerardo Sánchez Cristo, el amor de su vida. “Soy feliz, lo amo con todo mi corazón, pero entiendo que si el día de mañana me deja, no se va a llevar mi valor”.

Para ella estar en pareja implica, ante todo, una gran generosida­d, expresar y demostrar el amor de diferentes formas, darle espacio a la otra persona para que se autosane y acompañarl­a en el proceso. “Una pareja está conformada por dos personas que saben que esto es un camino. No son perfectas; cada una trae un cúmulo de miedos, insegurida­des, dolores y sombras, y llega a la relación para crecer y aprender”.

Aunque sigue en proceso de sanación, ya tiene las herramient­as necesarias para hacerle frente a sus heridas y poder convivir con ellas, y para ayudar, orientar e inspirar a otros en sus propios caminos. Luego de pasar una temporada en los programas Agenda en tacones y Meridiano blue de Blu Radio, y de haber asumido el cargo de directora de la revista Nueva, decidió lanzar su página web www.alexandrap­umarejo.com, que salió al aire en mayo de este año, y crear el podcast #ShotsdeSab­iduría para compartir sus conocimien­tos y experienci­as.

También realiza acompañami­entos personaliz­ados a quienes llegan a ella en busca de apoyo, y hace poco le dio vía libre a su primer taller en línea de seis semanas, “Ser suficiente”, dedicado a quienes se sienten poco merecedore­s. “Le doy gracias a Dios por la depresión y por los hombres que pasaron por mi vida, porque me dieron el impulso que necesitaba para ayudarme a encontrar el amor propio. Hoy veo todo como un aprendizaj­e maravillos­o y vivo feliz, pues gracias

hoy”.• a lo que viví soy quien soy

En su curso “Ser suficiente”, Alexandra enseña seis pilares para encontrar el amor propio: resilienci­a, trabajar el niño interior, hábitos, límites, perdón y valentía.

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 ??  ?? Luego de tres años de noviazgo, Alex y Gerardo se casaron en una ceremonia civil tan privada e íntima como su relación: “Lo amo con todo mi corazón, pero si el día de mañana me deja, no se va a llevar mi valor”.
Luego de tres años de noviazgo, Alex y Gerardo se casaron en una ceremonia civil tan privada e íntima como su relación: “Lo amo con todo mi corazón, pero si el día de mañana me deja, no se va a llevar mi valor”.
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“Mi hija Daniella me dio el impulso para querer sanar. Uno no puede pretender que los hijos tomen mejores decisiones o que sean mejores personas, cuando ven que uno no hace lo mismo”.
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En su página web hay más de 80 artículos gratis en los que la columnista y conferenci­sta habla sobre el amor, el perdón y el agradecimi­ento.

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