MADAME CLAUDE, LA PROXENETA DE LOS RICOS Y FAMOSOS.
Madame Claude fue la proxeneta más famosa del mundo en el siglo XX. Por su local se pasearon reyes, presidentes, multimillonarios y estrellas de cine. Ahora su vida será llevada a la pantalla grande.
La historia de la propietaria del burdel más concurrido de los años 1970, frecuentado por celebridades y políticos, llegará al cine.
Fernande Grudet, como en realidad se llamaba estaba convencida de que el sexo era una mina de oro. A lo largo de dos décadas, entre 1955 y 1976, reclutó a cerca de quinientas prostitutas que ofreció a los hombres más ricos y poderosos del mundo, entre ellos Marlon Brando, Pablo Picasso, Frank Sinatra, el presidente de Francia Charles de Gaulle y el sah de Irán.
Madame Claude, una nueva película sobre su vida, explorará el lado más oscuro de la ambiciosa proxeneta, quien tenía una especial fijación por modelos y actrices cuyas carreras habían fracasado. Además de ser bellas, debían tener gran estatura, pues Grudet consideraba que, así como los hombres ricos preferían amplias mansiones y yates, también se decantaban por las mujeres altas. Ella misma les daba clases de etiqueta, las instruía en temas de actualidad y cultura, y les insistía en que aprendieran inglés. Luego, dotaba sus armarios con vestidos lujosos, equipaje Louis Vuitton y relojes Cartier, que después les descontaba de sus ganancias. La tarifa mínima era de 10.000 francos por noche, cerca de 10.900 dólares de hoy, de los cuales ella cobraba el 30 por ciento.
Antes de que sus muchachas empezaran a prestar servicios para sus distinguidos clientes, Madame Claude las obligaba a pasar por el quirófano
Tenía personas encargadas de comprobar que sus Claudettes, como llamaba a sus mujeres, eran buenas en la cama.
para corregir sus imperfecciones. De acuerdo con M Le Mag, revista de Le Monde, de París, las cirugías plásticas eran el sello de la casa, dado que la matriarca creía que con narices y sonrisas retocadas las Claudettes, como se les conocía, darían la impresión de ser de origen noble. Sin embargo, Grudet no podía confirmar por su cuenta que sus trabajadoras fueran buenas en la cama. Para eso contaba con un grupo de personas dispuestas a pagar para dar fe del desempeño sexual de las aspirantes.
Françoise Fabian, la actriz que interpretó a Madame Claude en 1977 para la película The french woman, tuvo la oportunidad de tratarla en varias ocasiones y la describió como una persona fría, esclavista y mitómana. Según le dijo a Vanity Fair, veía a los hombres como billeteras y a las mujeres como agujeros.
A pesar de la ilegalidad de su negocio, el estatus de sus clientes la mantuvo a salvo durante mucho tiempo. En alguna época, la mitad de los ministros del gobierno francés acudía con regularidad a su burdel, ubicado en el barrio de los Campos Elíseos, en la Ciudad Luz. Grudet declaró en una ocasión que le emocionaba la forma en la que los hombres más poderosos se le acercaban con modestia para que les cumpliera sus caprichos sexuales.
En una visita a la capital francesa, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, le pidió una mujer que se pareciera a su esposa Jackie, “pero que fuera sexy”. El aristócrata británico Lord Mountbatten, tío favorito de Carlos de Gales, y el banquero Élie de Rothschild organizaron una orgía con Claudettes, mientras sobrevolaban la ciudad en un avión. Y el sah de Irán, Mohammad Reza Pahlaví, recibía semanalmente un harén que la francesa le enviaba hasta Teherán.
El reinado de Grudet terminó en 1976. Durante el gobierno del presidente Valéry Giscard d’Estaing fue perseguida y finalmente condenada
Claude hacía de sus prostitutas mujeres cultas, elegantes y ataviadas con prendas de LouisVuitton y Cartier.
por fraude tributario. Huyó a Estados Unidos, donde continuó con su oficio y le consiguió mujeres a Frank Sinatra y a su gran compinche Sammy Davis Jr. En 1986 regresó a su país para cumplir una pena de cuatro meses de cárcel, y al salir intentó reconstruir su imperio, pero su época de oro ya había pasado. En 1991 fue sentenciada por proxenetismo agravado y volvió a estar seis meses tras las rejas. Vivió sus últimos años con más discreción y casi en la ruina, y murió sola en un hospital de Niza en 2015, a los 92 años. Según Le Mag, a su funeral solo asistieron
personas.• seis