MI MEJOR DISFRAZ.
Empresario
Como antesala del que será un Halloween atípico a causa de la pandemia, seis personalidades del país comparten recuerdos de su experiencia en esta fecha.
Usualmente salgo vestido de caballero y recorro las calles de Cartagena a caballo. Es que si fuera por mí, me disfrazaría todos los días. Quienes me conocen lo saben, soy un tipo inquieto y me gusta jugar a ser alguien más. Es algo divertido que deberíamos hacer seguido, porque para mí es una sana forma de disfrutar la vida. Quizás por eso siento que la celebración de Halloween es mi momento, cuando tengo el permiso y la oportunidad de alegrarme y alegrar a los demás.
Desde hace varios años busco representar famosos personajes con los que me sienta identificado. Lo hice con El Zorro, pues admiro las figuras masculinas auténticas y audaces. Por eso se me facilita personificar esos superhéroes inusuales. Es tal como lo aprendí por primera vez frente a una cámara: hago un trabajo, que a veces me lleva un par de meses, para crear lo que quiero mostrar. Lo visto, lo estudio y aprendo lo necesario para verme como el personaje, porque claramente es también una cuestión de actitud.
Una de mis películas favoritas es Gladiador, del director Ridley Scott, que cuenta la historia del general romano Maximus. En octubre de 2015 decidí representarlo incluyendo en la caracterización a mi caballo, Escándalo, para darle al disfraz la nobleza y poderío que requería. Llamamos tanto la atención de la gente en la Heroica, que más de uno quiso tomarse fotos con nosotros.
Desde pequeño me ha gustado disfrazarme, para mí el mejor dulce de esta fecha es sentirme otra persona, así sea por unas horas. Ahora que soy padre, eso no ha cambiado. Gozo con solo pensar que podré hacer de esto un plan junto a mis hijos. El año pasado junto a Aquiles, de 3 años, nos disfrazamos de toreros, y como ya comienza a ser una tradición familiar, salimos con nuestro corcel a cabalgar por la ciudad para celebrar esta oportunidad de disfrutar la vida juntos.