Nicolás de Zubiría

Chef y empresario

Esta es una de las fotos que más le gusta a mi mamá. Le encanta el disfraz de diablito y mi pelo rubio, que todavía era abundante... claro, yo apenas tenía 3 años. Salir a pedir dulces con mis amigos y tocar en las puertas perfectamente decoradas era un plan bacanísimo. En Cartagena esa fiesta siempre ha sido bien prendida, y al ser una ciudad pequeña en la que todo el mundo se conocía con todos, daba una sensación de comunidad y seguridad.

Sigue siendo una fecha muy especial para mí. Sobre todo porque fue en una fiesta del Halloween 2012 donde conocí a Daniela, mi esposa. Ella y sus amigas la organizaron y uno de mis grandes amigos me invitó. En ese entonces yo trabajaba hasta muy tarde en el restaurante, y ese día salí mamado. Pero igual fui, y menos mal, porque terminé enamorado de la mamá de mis hijos: yo estaba disfrazado de astronauta (sin casco) y ella de vampiresa (sin colmillos).

Desde que nació nuestra hija Sienna nos hemos gozado el 31 de octubre de otra manera. La hemos disfrazado de dálmata, de dona (Daniela le hizo el disfraz), de Elsa... y seguro que este año querrá ser alguna otra princesa. Siempre disfrutamos preguntándole de qué se quiere vestir y oírla cantar el “triki triki” nos enternece.

Daniela y yo seguimos disfrazándonos, pero ahora es en “combo familiar”, hasta Juana, nuestra mascota, tiene su propio atuendo. Es chévere. Me he transformado en rasta, cura, comida y hasta en Gaspar, el de los 101 dálmatas. Este año no tenemos ni idea de cómo va a ser, pues la llegada de nuestro segundo hijo está programada para esas fechas. Lo único que sí sabemos es que Sienna va a festejar por partida doble, ya que Alessio va a seguir sumándole razones a lo especial que es Halloween para la familia De Zubiria Vidal.