Daniela Valentina Mejía
Cundinamarca
Se presentó como candidata por sugerencia de una amiga de universidad. “Tú cumples con los requisitos para concursar”, le dijo. No le creyó. Pensaba que para ser reina debía ser perfecta. Esa idea le rondaba desde su niñez cuando fue objeto de burlas por ser muy alta y delgada. “En la adolescencia, la situación empeoró y entré en crisis existencial. No me gustaba nada de mí, afloraron muchas inseguridades producto de esas críticas”. Pero sus debilidades se convirtieron en fortalezas cuando entró a estudiar modelaje y fue consciente de su potencial.
La estilizada figura de 1,78, en armonía con su piel blanca, cabello rubio y ojos verdes, impactó al jurado que la eligió entre varias candidatas como la representante de Cundinamarca a Miss Universe Colombia. “Ese momento borró el pasado. El vacío se llenó por completo”.
Ahora con su nuevo rol e imagen de reina busca fomentar una cultura de valoración y aceptación, “en conexión con el respeto a las personas... especialmente los niños tan vulnerables a burlas y críticas”. La prueba más grande de ese amor es su mamá, quien recibió al hijo de su segundo esposo, como si fuera suyo. El joven, quien tiene retraso mental, comenzó a dar grandes avances a través del afecto, la compañía, el cuidado y la protección: “Es un milagro de amor. Dios nos regaló un bebé para toda la vida”, recalca.
de la mente.
El poder