FELIPE MIGUEL NEGRET: LA NUEVA GENERACIÓN DE TOREROS.
Con 19 años, el hijo de Felipe Negret y Ana María Pupo debuta en el ruedo y se alista para viajar a México y España cuando pase la emergencia sanitaria.
El hijo del abogado Felipe Negret y Ana María Pupo logró este año debutar en el ruedo en Manizales y participar en el festival “Olé al hambre”. A punto de cumplir 20 años, espera hacerle el quite a la pandemia el próximo año en México y España.
Felipe Miguel nació el 21 de diciembre de 2000, un año después de que su padre se hiciera empresario de la plaza de toros de Bogotá. Después, como un presagio, el Juli lo alzó en sus brazos cuando lo conoció, y ese mismo día el torero español cortó dos orejas en La Santamaría. De su infancia tiene un recuerdo tallado en la memoria, cuando a los 6 años presenció el indulto de un animal jabonero que le encantaba: “Toreaba Luis Bolívar, y el toro era el número cincuenta de Juan Bernardo Caicedo”, explica con detalle y pausa.
Vivaz. Así es este joven que jugó en la Liga de Fútbol Bogotá y actualmente practica wakeboard, disciplina de esquí acuático sobre tabla de la que es tercero en el escalafón nacional. “Soy muy apasionado. Me entrego a lo que me produce adrenalina”. El mismo fervor le despierta su carrera de Derecho. Este estudiante de tercer semestre es resuelto en sus decisiones: “Solo apliqué a una universidad, porque era lo que yo quería. Nunca pensé en otra profesión. Esto me
“Cuando inicié este proceso me encomendé al arcángel San Miguel para que me pusiera en Manizales, y me cumplió”.
gusta y es lo que me veo haciendo”, afirma con el anhelo de que el toreo también forme parte de su futuro. “Creo firmemente en que se debe llenar el alma intelectual y el alma espiritual. Y la segunda me la llenan los toros, no hay mayor satisfacción para mí”.
Hace dos años le habló por primera vez a sus papás de su deseo de torear, y su primera reacción fue negativa, porque para ellos era más importante su formación profesional: “Sin embargo, en diciembre del año pasado, me rebelé y empecé a ir a los tentaderos y a las fincas... a buscar mi sitio”. Once meses después, está satisfecho de lo que ha logrado por mérito propio y espera ser llamado a más plazas. Felipe asegura que es un joven como cualquier otro, y es consciente de la censura a la tauromaquia en los últimos años. Pero no va a hacerle el quite a su pasión: “Sería fallarme a mí mismo”. Cree que mucha gente de su generación rechaza las corridas de toros por miedo a ser criticados o atacados... “Yo quiero cumplir mi sueño, no morirme con él”.
Creció admirando a matadores como José Tomás, Sebastián Castella y Andrés Roca Rey. Son sus ídolos: “Ellos pasan los toros cerca, hasta por la espalda. Donde ponen el cuerpo, otros ponen la muleta”, explica. Pero, tal es su dedicación a la tauromaquia que también investiga y lee sobre grandes glorias como Andrés Teruel, Manolete, Espartaco o Luis Miguel Dominguín. Felipe Miguel, este hombre guapo con nombre de torero, sabe que es tiempo de prepararse. Está enfocado en sus estudios y sus prácticas de toreo de salón. “Quiero empezar a hacer tentaderos aquí en Colombia, y si el otro año puedo continuar la universidad virtualmente, veré la posibilidad de ir a México y España, para ganarme seis meses en la arena”.
Su deseo es llenar plazas. Para ello continuará sus prácticas junto a Cristóbal Pardo, Luis Miguel Castrillón, y su maestro, César Camacho. Además, está comprometido con sus padres a darle prioridad a su estudio antes que al capote y las muletas. “El torero siempre quiere superarse a sí mismo, cruzar la línea de fuego... Eso quiero yo: ser una motivación para la afición joven, mostrar que no es como lo pintan. Es un nuevo
• comienzo para la tauromaquia colombiana”.
“Espero
viajar el próximo año a México y España para prepararme. El torero siempre quiere superarse a si mismo, cruzar la línea de fuego”.