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Estética & Belleza
Para ese entonces se compraron máquinas de las mejores marcas, de procedencia alemana y americana, que se trajeron del centro del país; pero su obsesión por tecnificar y modernizar la empresa, le llevó a adquirir máquinas que aún permanecen guardadas en las instalaciones.
Hoy, en medio de las anécdotas y el buen humor, hace un recorrido de lo que ha sido su vida y su pasión por el legado que heredó de su padre; y aunque cedió la gerencia de la empresa hace varios años, aún recorre los pasillos de forma pausada y serena, verificando que todo siga funcionando de la mejor manera.
A su oficina llega acompañado de su nieta Lina Galavis, quien orgullosa le ayuda a recordar sobre la evolución que tuvo la empresa a través de los años.
“Mi abuelito me contaba que los inicios de Café Galavis fueron. muy rudimentariosd porque no existían las máquinas y todo se hacía manualmente. Por eso, trabajaba de día y de noche; se retiró del colegio cuando cursaba tercero de primaria, pero aun así puede presumir de una excelente memoria para los números, las cuentas y los detalles matemáticos de la empresa”, puntualiza Lina.
Agrega que su abuelito también ha sido un hombre de mucha visión por ser el primero en tomar la iniciativa de exportar el café.
Allí, vuelve a tomar la iniciativa don Lino para asegurar “que el café se empacaba al vacío en unas latas para cumplir con los requerimientos que se exigían en la época, pero finalmente no se pudo continuar porque para ese entonces ya se había organizado la Federación Nacional de Cafeteros y solo vendían cierta cantidad de café que solo alcanzaba a cubrir la demanda local. Así que desistimos”.
Y a pesar de los obstáculos que existieron, lograron que la marca ‘Café Galavis’ se posicionara como una empresa que veía en el talento regional la mayor inversión en la calidad de sus productos.