Soy viejo, pero me considero un papá moderno:

Se quedó pensativo y atinó a decir: esta pregunta nunca me la habían hecho. Para mi es nueva. Y es que Hugo Horacio Lóndero Secullini tampoco se había puesto a pensar en lo que significa ser padre de familia.

Sin embargo, dijo que significa un montón de cosas, que no solo incluye la educación, protección, sino el cariño, el diario vivir, estar pendiente continuamente, “es tan amplio que es difícil explicarlo”.

La primera vez que se convirtió en papá se encontraba jugando en el Independiente Medellín y allá le tocó atender al recién nacido Juan Pablo junto con su esposa María Cristina Delgado. Vivían solos, sin suegra, sin mamá, sin nadie que le aconsejara qué hacer. Aprendió a cambiar pañales, a levantarse a altas ho- ras de la madrugada al escuchar el llanto. Pero cree que no le dedicó el tiempo suficiente que hubiese querido porque le tocaba cumplir con horarios, con concentraciones, con partidos, con viajes, como jugador de fútbol. “Claro que el poquito tiempo que tenía para dedicarle fue al máximo”.

En cambio con su hija fue distinto. Tuvo más tiempo porque ya vivía en Cúcuta y se había retirado de las canchas de fútbol como delantero. Daniela nació quince años después que Juan Pablo. Fueron dos épocas distintas.

No se define como un papá consentidor ni alcahueta, sino moderno a pesar de la edad (69 años). Interviene en muy pocas decisiones. “Me gusta que se sientan independientes, que tengan la responsabilidad de elegir. No me gusta imponer, en nada: ni en la profesión, ni en el trabajo, porque creo que cuando el papá impone,