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Siempre respiró, sintió y vivió el arte de diferentes formas. Su madre, Olga Lucía Vélez, es pintora, y su padre, Pepe Cáceres, ha sido considerado uno de los mejores toreros de Colombia.
Reconoce que en el colegio no tuvo un buen rendimiento, pero sí una gran creatividad para sobresalir en actividades artísticas que combinaban el teatro, la danza y la pintura.
Aunque intentó seguir los pasos de su padre, entrando al ruedo para capotear los toros, no logró acomodarse a ese estilo de vida que parecía haber heredado.
Por eso, dejó a un lado el capote, el traje de luces y las plazas, e inició su carrera en la actuación, donde hasta ahora ha logrado convencer con su talento y su interpretación.
Sebastián Eslava no está lejos de convertirse en el nuevo galán de las telenovelas colombianas, pero ese es un tema que poco parece interesarle; por ahora prefiere que se le reconozca por ser el actor y el contador de historias.
En diez años, ha pasado por producciones como ‘Francisco, el matemático’, ‘Aquí no hay quien viva’, ‘La viuda negra’ ‘Mamá también’, ‘Niños ricos pobres padres’, entre otras, que le han permitido explorar diferentes facetas actorales.
“Quiero llegar lejos en mi carrera, pero digamos que me ha quedado un poco complicado en algunos casos porque he tenido que estar bajo la sombra de mi padre, Pepe Cáceres, quien fue una persona reconocida en Colombia. Siempre está el comentario de que si voy a llegar a ser como mi padre o no; y eso para mí ha sido uno de los grandes obstáculos que he tenido que ir superando”.
Ahora, experimenta la realidad del país como protagonista de ‘ La niña’, la serie más vista por los colombianos, reflexiona sobre el verdadero significado que tiene el mundo de los reinsertados, la firma de la paz y la importancia de educar a los niños.
Reconoce que antes de personificar a Manuel Monsalve, un paramilitar que decide regresar a la vida civil, no se interesaba mucho en la realidad del país ni lo que ha significado ese pasado de violencia de muchos colombianos.
Pero su percepción cambió cuando conoció a varios reinsertados, entre ellos un exparamilitar; entendió que las historias de vida van más allá, es decir, muchos de ellos siendo niños fueron reclutados forzosamente, otros huyeron de sus casas por el maltrato o porque creyeron que iban a encontrar la protección de una familia.
“Normalmente, nosotros juzgamos a las personas y las tildamos de ‘buenas’ o ‘malas’ solo por haber conocido una pequeña parte de sus vidas, y mostrar ese otro lado de la gente fue lo que me hizo cambiar mi percepción”.
De pronto, esa guerra que se libra en zonas rurales con cientos de víctimas se hizo más cercana con personas de carne y hueso, a las que conoció, entendió y aceptó.
“Mi experiencia ha sido de crecimiento, porque me doy cuenta de que no he vivido nada parecido a ellos y cuando pienso en mi personaje y lo que tiene que vivir, veo que lo que me pasa no es tan grave”.
En entrevista con La Ó habló de su interpretación, sus proyectos, su padre y el por qué finalmente decidió no ser torero.
Este es su primer protagónico, ¿cree que se arriesgó demasiado con una historia que despierta la crítica y la controversia?
No, creo que es un personaje que quisiera hacer cualquier actor. Además, estamos en un momento crítico y la televisión puede hacer que la gente cambie un poco la percepción que tiene de las personas que están regresando a la vida civil. En este caso, mi personaje es un paramilitar que se reintegra a la sociedad y tiene que luchar con todo su pasado para aceptarlo o dejarlo ir de alguna forma.
¿Qué papel cree que juega en esta serie, donde se pone a prueba la capacidad de aceptar y perdonar?
Mi esperanza está en que la gente realmente entienda lo que estamos contando, y que ojalá reflexionen sobre cómo se está tratando a la gente que sale del mundo de la guerra, y que muchas veces le hemos cerrado la puerta solo por su historia de vida.
En Colombia se desarrolla una guerra que afecta a todos, ¿cómo cree que se debe explicar o educar a los niños?
Mi posición es frente a lo que deben hacer los padres con los niños, creo que lo más importante es ser ejemplo. Si hay un buen ejemplo en los hogares, no importa lo que ocurra alrededor y más que cerrar la comunicación para que no sepan de la violencia o de la guerra de nuestro país, es necesario hablarles para que lo entiendan.
Hablar de la reinserción es también la aceptación, ¿está preparado para compartir con esas personas que quieren una segunda oportunidad?
Las personas que atraviesan por este proceso viven unas frustraciones que nosotros no nos imaginamos, sencillamente porque lo hemos tenido todo en la vida. Así que debemos tratar de aceptar todo lo que sentimos y no tratar de culparlos, así como ellos no pueden culpar a nadie de su situación.