UN CAFÉ CON...
David Figueroa, un ingeniero que ‘construye’ educación
Es un hombre sereno que habla con cautela y prudencia sobre su vida, su trabajo y sus proyectos; son pocas las sonrisas que se le escapan a este bogotano en medio de una conversación.
Su historia en esta ciudad fronteriza inició hace 45 años cuando terminó su carrera universitaria, como ingeniero civil, y quiso buscar un aire de independencia para probarse a sí mismo de lo que era capaz.
En aquella época, una oferta para trabajar con la empresa ‘Cementos del Norte’, actualmente conocida como ‘Cemex’, fue la oportunidad ideal para iniciar un nuevo camino.
Aunque la invitación inicial fue para venir a conocer la ciudad y revisar la propuesta laboral, él mismo reconoce que no contempló la idea de volver a su natal Bogotá.
Estuvo como administrador de esta empresa, durante cuatro años, hasta que decidió organizar su propio negocio y dedicarse a “hacer casitas”, oficio en el que se ha ocupado durante los últimos años.
Hoy, este bogotano que se siente más un cucuteño, asegura que su vida ha sido una acumulación de coincidencias de las que se siente muy afortunado.
David Figueroa, quien aún conserva su estilo capitalino, ha sido un hombre poco aventurero; de hecho, es enfático al decir que la única decisión arriesgada en su vida fue cambiar de ciudad.
Y no se arrepiente ello porque aquí también encontró el amor junto a Marcela García Herreros con quien tuvo sus tres hijos: Alejandro, Nicolás y Catalina.
Esa faceta como padre trajo consigo un interés muy particular en el tema de la educación, donde quiso convertir en prio- ridad su deseo de contar con “un colegio de magníficas condiciones académicas que ofreciera la oportunidad de un bilingüismo en la formación de sus estudiantes”.
De ahí nació, hace 25 años, el colegio Gimnasio Los Almendros, que abrió sus puertas con 19 alumnos y se consolidó como uno de los más importantes en la región.
“Yo estudié en un colegio mixto llamado La Nueva Granada que era totalmente bilingüe. Fue creado por americanos diplomáticos que llegaron a Bogotá y no tenían a donde llevar sus hijos a estudiar. Eso me dio la oportunidad de aprender inglés y obviamente quería que mis hijos tuvieran esa posibilidad. De ahí que empecé a involucrarme en el tema”.
Sin embargo, su idea del bilingüismo solo pudo hacerse realidad hasta hace tres años porque no había llegado al punto ideal de la educación que se quería implementar.
“Por eso empezamos con el ‘Kindergarten’, un preescolar que lleva aproximadamente entre 10 a 14 años en la ciudad, y hasta hace cuatro años entró a funcionar ‘Aquí Entre Niños Kindergarten’ con asesoría de americanos conocedores del tema. Hoy les puedo contar que hay cerca de 140 niños involucrados en el proceso de bilingüismo, aproximadamente unos 70 en el ‘Kindergarten’ que luego pasan al Gimnasio Los Almendros, que se está convirtiendo en bilingüe paso a paso”.
El recibimiento que hasta ahora ha tenido este formato educativo, reconoce, ha sido aceptable teniendo en cuenta que varias instituciones han intentado implementar este tipo de proyectos, pero con poco éxito.
“La ventaja de nosotros es que ya contamos con un modelo educativo que podemos mostrar con el colegio Gimnasio Los Almendros, que viene de hace 25 años con un reconocimiento y compromiso en la calidad educativa”.
Es un fiel creyente de que si las cosas se hacen bien y rodeándose de personas conocedoras del tema, simplemente todo funciona.
En entrevista con La Ó habló de su vida en familia, su visión sobre la paz y su otro proyecto en ‘Empresarios por la Educación’.
¿Cómo nace la idea de traer a la ciudad ‘Empresarios por la Educación’?
Una de mis grandes preocupaciones era poder generar mejores oportunidades en la educación pública, donde hay mucho por hacer. Me enteré de ‘Empresarios por la educación’, me contacté con ellos y ya hemos logrado la aceptación con la empresa privada de la ciudad y hemos desarrollado programas como ‘Líderes transformadores’, en el que ya se graduaron 15 rectores, y ‘Líderes Siglo XXI’, que se trata de mejorar el sector público en la parte administrativa.
¿A quién heredará todas estas iniciativas en las que trabaja por la educación?
Espero poder convencer a mi hijo Nicolás, quien en este momento está como educador a nivel universitario, pero está enterado de la evolución de estos proyectos que llevamos andando.
¿Cuál es su mayor temor en este momento?
Que no logremos realmente una estabilidad social y creo que ese es el temor que tenemos casi todos porque estamos en un momento histórico en que el país puede cambiar si las cosas se hacen bien.
De esos momentos históricos se refiere a la paz, ¿cuál es su posición?
Todos tienen sus opiniones, deseos y problemas de lo que ha sufrido anteriormente, pero esperemos que con este proceso que está llevando el presidente Juan Manuel Santos se pueda lograr lo que todos queremos y para eso el tema educativo es fundamental.
¿Usted le apostaría a la paz?
Sí, es la única manera real del progreso que podemos tener. Ya está demostrado que en 60 años de guerra y a punta de bala no vamos a llegar a ninguna parte; si no hacemos un corte como lo estamos haciendo difícilmente podemos pensar que el país salga de la mediocridad que se maneja en muchos campos.
¿Cuál es su siguiente proyecto?
No, creo que con lo que llevo de vida debo centrarme en lo que estoy haciendo; estoy con el bilingüismo que requiere consolidarse y fortalecerse. Estoy convencido que los años de vida que me quede estaré dedicado a repotenciar lo que estamos haciendo.