Terapia sexual, un asunto de dos
Terapia sexual, V
ivir una relación de pareja duradera y armónica parte de una fórmula basada en el respeto, la confianza y el amor del uno por el otro; también se le suma la afinidad que surge entre las dos personas durante los momentos de intimidad.
Sin embargo, en ocasiones el deseo sexual disminuye por diferentes factores físicos o emocionales. Frente a este panorama, a muchas parejas le resulta complejo enfrentar la situación y buscar orientación de un profesional.
Según el psicólogo y sexólogo Jairo Clavijo, las causas para no aceptar que hay un problema son distintas: desconocimiento, prejuicios o miedo, pero aun así son “las mujeres quienes asumen la realidad con mayor facilidad que los hombres, ya que ellos suelen sentir vergüenza por tener que buscar ayuda”, admite el especialista.
Podría decirse que la pauta que debe darse para acudir a un especialista es cuando se siente que su vida sexual no es la que desearía tener, bien por proble- mas físicos o bien por problemas de relación; asimismo, es tiempo de acudir a un experto en pareja cuando la pareja atraviesa una crisis evidente como una infidelidad, problemas sexuales o una situación que altera la cotidianidad.
La psicóloga y conferencista cucuteña Narda Parra Quiñónez explica que las personas deben entender que la intimidad está directamente relacionada con su calidad de vida y con el bienestar de su relación amorosa.
Buscar orientación
Los especialistas explican que “cuando se toma la decisión de buscar ayuda externa, se debe escoger a un profesional con formación, especialización y experiencia médica, como aval de que recibirán una buena orientación”.
Ya en consulta, lo primero que hace el experto es realizar una evaluación del problema que presenta la pareja; además explora la salud, el estilo de vida y sexualidad de cada individuo; así como el estado de la relación en la actualidad.
De acuerdo con los resultados, decidirá si es conveniente que la pareja, o alguno de los dos, se someta a un examen físico o de atención de un especialista (ginecólogo, urólogo o terapeuta), puesto que el problema sexual podría tener una base biológica, psicológica o de ambas.
Cuando se ha determinado que el origen del problema es psicológico, el tratamiento se basa en ejercicios o técnicas que sirven para que el paciente sea consciente, por ejemplo, del funcionamiento sexual del cuerpo, de las sensaciones que transmite el organismo, entre otros.