La O (Cúcuta)

Alejandra Omaña

Toda mi vida he hecho lo que he querido:

- Por Jhon Jairo Jácome Ramírez

Quien no conoce a Alejandra Omaña la tilda de irreverent­e, atrevida y grosera. Pero para quienes la conocen más allá de sus columnas de opinión y sus escritos sobre la frontera colombo-venezolana, ella solo es una mujer que desde muy niña entendió que lo único que necesitaba para ser feliz, era hacer lo que quisiera. Incluso, si ese hacer ‘lo que se me dé la gana’, no encajaba en los cánones prestablec­idos por la sociedad para los menores de edad y las mujeres.

Alejandra nació en un contexto cargado de violencia. Con solo 7 años de edad, tuvo que ver de cerca los horrores del paramilita­rismo que, a sangre y fuego, se impusieron en Villa del Rosario, ese municipio que carga consigo el sino trágico que implica la frontera.

Criada en el seno de una familia católica, con un papá machista y autoritari­o, Alejandra vio morir a varios de sus amigos porque, desde temprana edad, decidieron coquetear con el delito. Sola y dispuesta a comerse el mundo más allá de la frontera, emprendió una aventura por la capital, donde a punta de textos cargados de datos crudos, logró abrirse campo en el mundo de la opinión crítica. Y en el pico de su popularida­d, luego de posar para la revista Soho, decidió incursiona­r en el porno, como un nuevo reto por demostrar que su libertad, desde que no afecte la de los demás, no tiene límites.

La semana pasada, en el marco de la Feria Internacio­nal del Libro de Bogotá, Alejandra lanzó ‘Relatos de frontera’, su primer libro. En él aborda las problemáti­cas sociales propias de esta zona de la región, donde el narcotráfi­co, las bandas ilegales y la extorsión, crean un futuro sombrío para los que jóvenes que, a diferencia de ella, no tienen la oportunida­d de irse.

En entrevista con La Ó, Alejandra habló de su vida, sus luchas, sus demonios, sus proyectos, sus sueños, sus tristezas…de cómo se vive una vida libre de prejuicios. Para muchos, usted tiene una aversión con Cúcuta. ¿Es eso cierto?

No tengo ninguna aversión con la ciudad. Lo que pasa es que a mí me tocó vivir algunas cosas que no han vivido todos los cucuteños y cuando cuento eso que a mí me tocó vivir, los que no han experiment­ado ese ambiente se niegan a creerlo, lo ocultan, se avergüenza­n de él. Esa crudeza es la que toman como aversión. ¿Cree que ha estado en situacione­s en las que hoy desearía no haber estado?

Totalmente. Muchas veces estuve en situacione­s en las que no debí estar, en las que decía ‘soy una niña, por qué estoy metida en esto’. Sin embargo, todo el

ambiente de Cúcuta, todas las cosas por las que pasé, forjaron mi personalid­ad, mi criterio, y hoy en día me permiten decir que comprendo cómo funciona una frontera, pues la viví, la padecí y la sobreviví. ¿Cuál fue ese ambiente hostil que debió vivir a tan temprana edad?

Me crie en un ambiente en el que no era necesario estudiar porque existían mil oportunida­des, la mayoría ilegales, de hacer dinero con la frontera. Los jóvenes crecían aceptando la violencia que les rodeaba y se resignaban a vivir hasta los 25 años. Por eso les afanaba hacer dinero rápido, como fuera, porque sabían que la muerte estaba a la vuelta de la esquina. Crecí entre chicas que querían tener a un mafioso que les diera plata, un hombre rico que las mantuviera, las mandara a operar y les regalara una casa y un carro. Crecí entre hombres cuyo sueño máximo era tener camionetas, prendas de oro y ser respetados en su entorno, sin trascender de Villa del Rosario y Cúcuta, porque hasta en eso eran pequeños; se conformaba­n con ser los ‘traquetos’ del pueblo. Hasta para la ilegalidad tenían una visión muy cerrada del mundo. ¿Y usted por qué salió de ahí, si era la gente con la que usted se relacionab­a todos los días?

Porque tuve suerte. Me convencí de que era capaz de lograr cosas escribiend­o. Desde el colegio un profesor me dijo que era buena con la escritura. Después, Daniel Samper Ospina me permitió escribir una columna en Soho y ahí todo cambió para mí. Para muchas personas la defensa que usted hace del feminismo no es más que un afán por mostrarse, de darse a conocer. ¿Es así?

Creo que se ha tomado así en parte por los medios y por la misma gente que ha querido creer que soy la defensora del feminismo. Pero se equivocan. Realmente soy defensora de mi propia libertad y de mi propia feminidad. No me desvela defender causas colectivas sino defenderme a mí misma. Defiendo el poder hacer lo que a mí me da la gana y eso incluye mi sexualidad. Lo único que me importa es ser libre. Nada más. ¿Por qué cree que el porno es una defensa de su libertad y no una transgresi­ón sobre su cuerpo y su libertad?

Porque es lo que quiero hacer, simplement­e por eso. Es lo que se me da la gana hacer. Pero también porque hay muchas cosas detrás, como por ejemplo, el hecho de que mostrarme me produce una excitación sexual fuerte que me gusta. Me encanta que me graben, me encanta ver mi cuerpo grande, gordo, porque eso me excita. ¿Ha pensado que su cuerpo desnudo jamás va a desaparece­r de la red?

A veces. Pero ello no hace que me avergüence de la pornografí­a. Lo que me preocupa es no tener privacidad y tener que hacer ciertas cosas sobre las que antes no tenía por qué preocuparm­e, como estar bien vestida y arreglada todo el tiempo, pues la gente me reconoce en la calle.

¿Cómo es la relación con su familia?

Con mi familia hubo un distanciam­iento muy fuerte. Al principio me afectó, pero pues me ha parecido más honesta esta distancia, que el acercamien­to hipócrita que existía antes. Mis vínculos familiares nunca han sido fuertes; siempre he estado muy sola, he tratado de vivir sola. De hecho, pueden pasar meses sin que hable con mi mamá, que es como el único contacto familiar que tengo ahora. Nunca crecí con la idea de que la familia era importante, por eso es muy difícil el acercamien­to con una persona que no me conoce, como mi mamá. ¿Cree que si su papá no se hubiese muerto cuando usted era una niña, su vida sería distinta?

Creo que todo hubiese sido muy complicado, porque mi papá era un tipo machista, que obedecía a la formación que le tocó. Se crio sin su papá, sin educación, recibiendo unos castigos muy fuertes, como ser amarrado a un árbol. Creo que si mi papá estuviera vivo, mi formación hubiese sido muy com- plicada por la forme en que él creía que debían ser criados sus hijos. Una de las críticas que más le hacen tiene que ver con que se haga llamar periodista, siendo que ha sido muy poco el trabajo periodísti­co que ha hecho.

Esa crítica la acepto de muy pocos periodista­s en Cúcuta, porque en esa ciudad lo que hay es gente con cursos de comunicaci­ón social. Además, con mi libro finalizo el tema de la frontera, que es lo que tanto les duele. ¿No le da miedo que su rol como actriz porno pueda opacar a futuro los demás proyectos, inclusive literarios, que pueda emprender?

La atención mediática que he recibido no ha sido por el porno que he hecho, porque apenas van dos videos. Además, si gracias al porno se me cierran algunas puertas, no me preocupo, pues sé que se me van cerrar las puertas de los lugares en los que no quisiera estar. No quiero estar en un sitio en el que juzguen a alguien por lo que haga con su propio cuerpo; a mí me interesa estar en sitios donde comprendan la libertad y las diferencia­s. Anunció que iba a hacer un video con Nacho Vidal, el rey del porno. ¿En qué va eso?

Con él nos metimos en algo más que un video porno. Va a ser una película que se podrá exhibir en todas las salas de cine. Y eso necesita más de preproducc­ión, el guion todavía está en trabajo y es un tema que lleva más tiempo del que se tenía programado. ¿Cómo se define sexualment­e hablando, heterosexu­al, bisexual, lesbiana?

No sé. Primero creí que era heterosexu­al, luego que era bisexual, y hasta creí que era pansexual. No me gustan las etiquetas porque ellas lo llevan a uno a justificar todo lo que hace e imponerse límites. Parte de los comentario­s que a veces se hacen sobre usted cuestionan el prototipo de mujer que ha criticado y que pareciera que con su cuerpo representa­ra.

He criticado mucho el estereotip­o de la mujer cucuteña porque creo que allá se formó una idea colectiva sobre lo que era ser mujer y de lo que se necesitaba para ser una mujer exitosa. No critico las cirugías estéticas, critico la idea de lo que tiene que hacer una mujer para lograr el éxito en Cúcuta: lucir las mismas tallas de senos, las mismas tallas de cintura, las mismas tallas de nalgas, el mismo cabello negro hasta la cintura. Siento que en Cúcuta las mujeres tienen una presión por lucir así, porque creen que de no hacerlo, no serán reconocida­s. ¿Qué criticas le han afectado?

No me afecta nada de lo que digan sobre mí. A veces me da tristeza la gente que me critica por mi corte de pelo, la que me dice que soy una basura, que doy asco. Me duelen ellos, no lo que ellos dicen de mí. Si pudiera volver el tiempo atrás, ¿qué consejo le daría a la Alejandra Omaña de 13 años?

Lo único de lo que me arrepiento en mi vida es de haber empezado a planificar, porque se me acabaron las caderas y me creció la cintura.

 ??  ??
 ??  ?? ¿Ha fingido orgasmos? Muchísimas veces ¿El tamaño importa? No es lo más importante, pero es rico cuando es grande. ¿Un periodista que admire? Martín Caparrós ¿Qué personaje público llevaría a la cama? Federico Gutiérrez, el alcalde de Medellín. ¿Con quién no haría el amor jamás? Con Popeye, el sicario de Pablo Escobar. ¿Qué juguetes sexuales tiene? Más que juguetes, tengo mucha lencería. ¿Cómo es el encuentro perfecto? Con muchas ganas. ¿Qué le falta a este país para ser diferente? Una buena educación sexual.
¿Ha fingido orgasmos? Muchísimas veces ¿El tamaño importa? No es lo más importante, pero es rico cuando es grande. ¿Un periodista que admire? Martín Caparrós ¿Qué personaje público llevaría a la cama? Federico Gutiérrez, el alcalde de Medellín. ¿Con quién no haría el amor jamás? Con Popeye, el sicario de Pablo Escobar. ¿Qué juguetes sexuales tiene? Más que juguetes, tengo mucha lencería. ¿Cómo es el encuentro perfecto? Con muchas ganas. ¿Qué le falta a este país para ser diferente? Una buena educación sexual.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia