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José Luis Mora, el éxito empresarial de la rumba cucuteña
Mientras los niños de su edad soñaban con ser bomberos, médicos o veterinarios, él se veía como un empresario, generando empleo y reinventando la forma de crear empresa.
Por eso, al terminar sus estudios de bachiller, decidió emprender un nuevo futuro en Bogotá, donde inició su formación como administrador de empresas; sin embargo, no todo funcionó como esperaba y, cuando cursaba sexto semestre, regresó a su natal Cúcuta.
Llegó con la clara idea de que su empresa debía estar alrededor del entretenimiento, la música y la gastronomía; fue así que, en sociedad con la dueña del Hotel Tonchalá, puso en funcionamiento las discotecas Penthouse, en 2009, y Tienditas, en 2010.
José Luis Mora ya contaba con la credibilidad suficiente para poner a andar sus proyectos, pues años atrás junto con sus amigos había organizado las más sonadas fiestas de reconocidas discotecas de la ciudad.
Cuando decidió que era tiempo de crecer, optó por independizarse y hacer su primera inversión con la siguiente discoteca llamada La Lola, en 2012; aunque no tenía grandes ahorros, sí tenía el secreto para tener un éxito seguro: la música va- riada que se escucha en cada uno de sus establecimientos.
De ahí siguió creciendo con Calle 8, en 2015; La Perla y La Fonda de Calle 8, en 2017. Todos estos establecimientos tienen una vigencia de dos años; después entran en una reestructuración de ambiente, música y nombre, para volver al mercado a imponerse como la discoteca de moda.
También ha invertido en restaurantes, bares, comidas rápidas, entre otros negocios.
En entrevista con La Ó habló de su trabajo, su hija Olivia, sus aciertos laborales y su fe católica.