La Opinión

La tarea era llegar con bolsos nuevos

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Notoriamen­te emocionada, Camila, 10 años, recibió un bolso nuevo. La felicidad fue por partida doble, pues no solo cambiaría los viejos cuadernos, sino que también tendría un morral para compartir con su mamá.

Desde el año pasado, la estudiante de segundo de primaria comparte con su madre una pequeña mochila que tiene el logo del Proyecto Educativo Ser Humano, donde ella valida su primaria.

“Mi mamá nunca estudió y sabe escribir poco; por eso está validando la escuela”, explicó emocionada. “Yo uso el bolso en la tarde y mi mamá en la noche”.

La niña llegó de La Gabarra en 2016 al asentamien­to La Fortaleza, en el sector occidental del anillo vial occidental, con su mamá y su hermano menor.Como la escuela del corregimie­nto queda lejos de su casa y distante del trabajo de su mamá, no pudo estudiar allá, por lo que la familia llegó a Cúcuta para garantizar­se la educación.

En el asentamien­to estudia en un rústico salón que la comunidad construyó años atrás con la esperanza de que la Alcaldía les nombrara un par de maestros.

Ante la falta de ayuda estatal, la Corporació­n Innovar tomó la batuta educativa y se instaló allí con un par de profesores, abriéndole­s a 120 niños de primaria la posibilida­d de empezar a estudiar.

Camila no solo hace parte de los beneficiar­ios de los bolsos y útiles escolares que entregaron el fin de semana los voluntario­s de la Fundación Telefónica, también es la más grande del segundo grado y la representa­nte.

Mientras abre su nuevo bolso y saca cuadernos, carpetas, una caja de colores, tijeras, colbón, lápices y hojas de bloc, dice que su mamá ya no tendrá que preocupars­e por los útiles de nuevo.

Un cuaderno reutilizad­o, medio lápiz, medio borrador y cuatro colores a medio gastar son los útiles con que llegaba al aula. La otra mitad del borrador y del lápiz están en el otro salón de clase: los usa su hermano.

“Todos los niños de esta escuela son de familias pobres, donde si desayunan, no almuerzan o si almuerzan no cenan”, dijo Édgar Pinzón, rector de la escuela. “La mayoría tiene un cuaderno, un lápiz y tal vez hasta una mochila rota en la que llevan sus útiles escolares”.

Por ello, el sacerdote católico del barrio, Fabián Pacheco, intermedió entre la Fundación Telefónica y el rector, para que los niños pudieran tener por primera vez útiles completos.

Mientras en el aula los niños sonreían, saltaban, gritaban y abrazaban a los voluntario­s al recibir las mochilas, otros se asomaban desde afuera por las ventanas pidiendo implemento­s para ellos.

Según Mariane Mayorga, líder regional de la fundación, se tiene planeado entregar otros 60 bolsos.

Como los únicos grados que se dictan en la escuela son primero y segundo, los estudiante­s de grados superiores tienen que caminar hasta el megacolegi­o Bicentenar­io, en Antonia Santos para recibir sus clases.

“Estas circunstan­cias nos obliga a la pronta construcci­ón de los nuevos salones, y a la búsqueda de nuevos profesores, ya que solo contamos con 4 incluyéndo­me”, dijo Pinzón.

Estos niños querían estudiar y ahora tienen cómo gracias a las ayudas recibidas”, Fabián Pacheco. Sacerdote

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LOS VOLUNTARIO­S DE LA FUNDACIÓN TELEFÓNICA entregaron bolsos con útiles escolares a 60 niños de preescolar, primero y segundo grado de la escuela de La Fortaleza, operada por la Corporació­n Innovar.

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