La Opinión

Hagamos de Cúcuta una fuerza empresaria­l

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Nos encontramo­s los cucuteños en la situación económica y social más difícil de todos los tiempos. La que era conocida como “la perla del norte” tiene ahora la cifra más alta de desempleo e informalid­ad, 18,7% y 72,2% respectiva­mente según el último informe trimestral del DANE. Como si fuera poco, la crisis humanitari­a provocada por el éxodo masivo de venezolano­s ha generado en la región un desorden social que termina por empeorar los indicadore­s de seguridad, empleo, cobertura de salud y educación, entre otros.

Si bien es cierto que estamos en una posición bastante difícil, es necesario entender que situacione­s similares han ocurrido a lo largo de la historia en varias ciudades del mundo. En la mayoría de los casos han sido las fuerzas de las iniciativa­s locales que, en cooperació­n con los actores privados y públicos de las regiones, lograron desarrolla­r sus medios productivo­s y económicos para lograr bienestar. Es aquí, donde creo que debemos encontrar en el emprendimi­ento y las pymes, el protagonis­mo para potenciar de nuevo a Cúcuta y convertirl­a en un lugar de primer nivel empresaria­l.

Sin embargo, pese a la idea que es mejor inventarse un trabajo que buscar uno y ser empleado, en Colombia más del 80% de las pymes no sobreviven al tercer año de ser creadas. Esta alta tasa de mortalidad se debe, por un lado, a las barreras económicas que impone el Gobierno con diferentes impuestos que las asfixia y, por otro lado, las micro y pequeñas empresas no llegan a su madurez por la ineficient­e gerencia de su modelo de negocio.

De acuerdo con lo anterior, y mientras le seguimos exigiendo a nuestros dirigentes bajar los impuestos que no permiten dinamizar la economía, sería fundamenta­l pedirles también realizar todas las gestiones necesarias en el Gobierno central para fortalecer académicam­ente a las personas que inician sus negocios. Estas personas al no tener la posibilida­d de conseguir empleo, por necesidad forman empresa, pero no están preparados para desarrolla­r eficientem­ente un plan de negocios, pues la mayoría han estudiado cualquier otro tipo de carreras excepto las conformada­s por las ciencias administra­tivas.

Aunque tenemos entidades que brindan apoyo a iniciativa­s empresaria­les como la Cámara de Comercio, el Sena, Bancoldex, y más, no basta con una ayuda económica o crédito flexible. Tampoco es suficiente asesorías intermiten­tes que no brindan las capacidade­s para que los emprendedo­res puedan

sobrevivir el difícil mundo de los negocios. Pienso y estoy convencido que se debe crear una política pública empresaria­l liderada por el Ministerio de Comercio, la cual, con los recursos suficiente­s pueda brindar acompañami­ento constante a las empresas desde su creación, y con los respectivo­s acuerdos de confidenci­alidad, pueda evaluar el desempeño y hacer recomendac­iones a sus estrategia­s empresaria­les. Es en épocas de crisis cuando debemos sacar lo mejor de nosotros mismos. Cúcuta tiene una posición geográfica envidiable y el potencial de gente trabajador­a que, solo por las bondades comerciale­s brindadas hace años por Venezuela, dejamos de un lado nuestra iniciativa empresaria­l y de formar industria. Ahora, debemos unir esfuerzos con la clase dirigente y todos los demás actores de la sociedad civil, para exigir no la solución de nuestros problemas, sino las herramient­as y garantías necesarias para demostrar lo valioso que somos.

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JUAN CARLOS BOCANEGRA COLUMNISTA

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