El doctor Coronel
Palabras pronunciadas en el sepelio del doctor Julio Coronel.
En esta cálida mañana, como todas las mañanas cuando Julio Ernesto Coronel atendía a sus pacientes en el consultorio de la avenida Cero, nos congregamos sus familiares y amigos para darle el último adiós a su imponente personalidad, que se supo formar a través de una esforzada vida llena de sacrificios y de metas, que fue capaz de imponer para estar en condiciones de consolidar su proyecto de vida, al servicio de una de las mas nobles y exigentes profesiones como lo es la Medicina.
Las iluminaciones tempranas que su juventud tuvo, le indicaron con toda claridad que su sobresaliente capacidad intelectual tenía que estar al servicio de una causa grande, en donde además pudiera estar en condición de ayudar a los demás, como compromiso social insustituible.
Así fue como escogió la Medicina como profesión; así fue como obtuvo el mejor examen de admisión en la Universidad Nacional; así fue como se ganó la beca para estudiar medicina interna y cardiología, y así fue como asumió el compromiso con su profesión, a la que amaba y le dedicaba todos los momentos de su existencia.
Aprendí a admirar su capacidad para estar todos los días, incluidos los festivos, a las cuatro de la mañana en frente de su mesa de trabajo, revisando los últimos artículos científicos que las revistas especializadas le ofrecían, en donde aprovechaba para reflexionar sobre todas las patologías que le correspondía atender.
Debido a esa dedicación y a esa capacidad de razonamiento, las academias y asociaciones científicas lo llamaron para incorporarlo a sus cuadros, y así fue como se convirtió en uno de los conferencistas mas apreciados, tal como en el día de ayer nos lo expresó el doctor Adolfo de Francisco Zea, quien llamó a transmitir el