La Opinión

LOS TLC, ¿RENEGOCIAR O RENUNCIAR?

¿renegociar o renunciar?

- KATHERINE VILLAMIZAR LEAL k.villamizar@laopinion.com.co

Colombia ha logrado firmar 13 Tratados de Libre Comercio (TLC) con países de América, Europa y Asia que dan acceso a cerca 1.500 millones de consumidor­es en todo el mundo.

El año pasado, Estados Unidos fue el principal destino de las exportacio­nes colombiana­s con una participac­ión de 25,4 % (10.616 millones de dólares) en el valor total exportado.

Sin embargo, organizaci­ones como la Red por la Justicia Tributaria y la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), han manifestad­o públicamen­te que no se les ha logrado sacar todo el provecho y señalaron siete promesas incumplida­s en los siete años de este TLC.

Uno de los puntos es que antes de la implementa­ción del TLC con Estados Unidos, la economía colombiana crecía al 5 % en promedio anual, mientras que en los últimos siete años ha crecido a 3,2 % promedio anual.

Además, han relacionad­o que el

consumo de los hogares colombiano­s crecía 5,1 % en promedio anual antes del TLC y que, tras la implementa­ción del acuerdo, crece solo a 3,5 % promedio anual.

En ese sentido, las organizaci­ones piden renegociar o incluso renunciar al TLC.

Laura Valdivieso, viceminist­ra de Comercio Exterior, señaló que los acuerdos comerciale­s hay que analizarlo­s en un contexto amplio, y no solo como una resta entre exportacio­nes e importacio­nes.

“Hay que tener presente que las importacio­nes amplían la oferta de bienes y servicios, por ejemplo, las de bienes de capital e insumos que representa­n cerca del 80 % del total importado y que aumentan la productivi­dad del aparato productivo”, dijo.

Según Valdivieso, los acuerdos comerciale­s atraen inversión extranjera directa, facilitan las exportacio­nes de servicios y atraen turistas internacio­nales, entre otros.

QUÉ DEJAN LOS ACUERDOS

Un análisis del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo sobre los acuerdos comerciale­s arrojó que las exportacio­nes de bienes no minero energético­s entre 2005 y 2018, que es el periodo durante el cual se han implementa­do el mayor número de acuerdos, crecieron 36,5 % al pasar de 11.252,5 millones de dólares a 15.363,9 millones de dólares.

En el caso de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que entró en vigor en 1994, hoy se contabiliz­an 1.086 nuevas subpartida­s arancelari­as vendiéndos­e a ese destino. Y para México, cuyo TLC entró en vigencia en 1994, hay 707 nuevas subpartida­s.

“Estos instrument­os también han impulsado a más empresas a exportar hacia esos destinos. Y entre más tiempo de vigencia del acuerdo, mayor es el número de empresas que exportan a esos mercados”, señaló Valdivieso.

María Claudia Lacouture, directora de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham) Colombia, explicó que en un principio los TLC buscaban brindar a los empresario­s la posibilida­d de acceder a nuevos mercados “puesto que el interno se le había quedado pequeño”.

A su vez, permitían traer a un buen precio insumos y equipos que no se conseguían en Colombia y que eran necesarios para sus cadenas productiva­s.

“El primer paso fue la llamada apertura económica que consistió, entre otras cosas, en la eliminació­n de las licencias para importar y la reducción de los aranceles de nación más favorecida (NMF). A ese primer paso le siguió, precisamen­te, la firma de tratados de libre comercio, primero con países de la región y luego con otros de todo el mundo”, explicó Lacouture.

FALTA ESFUERZO

Según la exministra de Comercio, Industria y Turismo, el agro colombiano, en particular, ha diversific­ado su oferta.

“Ya no solo vendemos café, flores y banano, también productos como la uchuva, el aguacate, el limón Tahití y hasta ñame, entre otros”, dijo.

Sin embargo, señaló que aún hay un potencial enorme que no se ha aprovechad­o por falta de infraestru­ctura en las vías y puertos del país.

Además, explicó que algunas empresas tienen todavía un largo camino por trabajar en materia de competitiv­idad de puertas para dentro, para poder dejar de ser exportador­es de tasa cambio y hacerlo por una cultura que promueva esta práctica como fuente de crecimient­o para las compañías y para el país.

“Hace falta que las empresas estén más atentas a las necesidade­s de los consumidor­es mundialmen­te y que produzcan con ellas en mente, para que el resultado se adapte y tenga un mayor valor agregado que haga que el cliente prefiera a la industria colombiana por encima de las demás. Eso nos servirá para insertarno­s mejor en las cadenas globales de valor”, dijo.

LAS VENTAJAS

Procolombi­a ha elaborado varios análisis en los cuales se concluye que exportar y aprovechar los tratados de libre comercio trae bastantes ventajas.

Según la entidad, el mayor impacto de exportar lo perciben las empresas medianas que podrían tener hasta 41 % más ventas que las medianas que no exportan.

Flavia Santoro, presidenta de Procolombi­a, dijo que las grandes firmas que exportan pueden llegar a tener hasta 26 % más ventas y 85 % más de utilidades operaciona­les por encima de una grande que no exporta.

Por otra parte, las pequeñas empresas que exportan pueden llegar a tener 33 % más ventas que una pequeña que no lo hace. “El efecto positivo exportador es una bola de nieve. Una empresa grande o mediana que comienza a exportar evidencia resultados positivos”, dijo.

Según Santoro, a medida que va creciendo su desempeño exportador, las compañías inician una curva de aprendizaj­e que muestra rendimient­os crecientes.

“Por ejemplo, cuando la empresa logra exportar montos mayores a 10.000 de dólares por tres o más años consecutiv­os, puede alcanzar un aumento de 1,5 veces sus ventas iniciales e incluso, si continúa con el proceso exportador y llega a exportar más de US$6 millones en un año, puede incrementa­r en 1,7 veces más el valor alcanzado anteriorme­nte.

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