Lo encuentran degollado y apuñalado, en La Parada
Loque un venezolano alcanzó a presenciar durante el mes que llevaba residiendo en La Parada (Villa del Rosario), fue la razón suficiente para convencerse de que debe partir pronto de este lugar, para buscar tranquilidad y seguridad. En la mañana de ayer, se encontró a un hombre asesinado, en una trocha, ubicada a un costado de la Autopista Internacional.
La escena fue macabra: el occiso, de entre 25 y 30 años, estaba tendido en la zona boscosa degollado, apuñalado en varias partes del cuerpo y con una herida abierta desde el cuello hasta el ombligo que dejó al descubierto sus intestinos.
El hombre, asustado, corrió y alertó del hallazgo del cadáver a los agentes de la Policía Metropolitana de Cúcuta. Eran las 11:20 de la mañana.
“Yo vine a buscar una leña, estaba partiendo unos palos cuando oí a unas gallinas cerca y me fui a mirar y ahí fue cuando encontré el cadáver”, relató el venezolano.
De inmediato, los policías acordonaron la escena del crimen y reportaron a los miembros de la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho) para que se encargaran de la inspección y el levantamiento.
El hombre vestía pantalón color beige, camisa azul con rayas blancas, tenis blancos con rayas azules y rojas.
Los investigadores judiciales trasladaron el cadáver a Medicina Legal, a la espera de que los dolientes lo identifiquen. Por ahora, no se conocen los móviles de este nuevo crimen.
EL SEGUNDO CASO EN UNA SEMANA
Esta misma trocha, ubicada en cercanías al Cristo Rey de La Parada, se convirtió en el escenario de dos muertes con sevicia en los últimos ocho días.
El pasado 11 de junio fue hallado el cuerpo sin vida del venezolano Jhony Rafael Guarache Vargas, de 37 años, quien fue asesinado de múltiples puñaladas y golpes en la cabeza con piedras. Los homicidas dejaron un letrero junto al cuerpo que decía “por sádico”.
Sin embargo, su mamá aseguró en las instalaciones del Instituto de Medicina Legal que Guarache llegó a Villa del Rosario hacía dos meses, en busca de tener una mejor calidad de vida.
“Mi muchacho era un hombre trabajador, alegre y honesto. Si hubiera sido malo yo lo aceptaría, pero lo que dice ese letrero no es cierto”, dijo la mujer en ese momento.