Glifosato y Corte Constitucional
Momento para recordarle a la Corte algunos puntos:
A 31 de diciembre de 2017, según la ONDCP estadounidense, en Colombia había
209.000 hectáreas de coca, un incremento del
11% en relación con 2016. Según la UNODC, la cifra era de 171.000, con un incremento del
17%. Como los elementos estructurales del problema no cambiaron en nada durante 2018, no hay razón para pensar que, en cualquiera de los sistemas medición, el número de narcocultivos haya disminuido. En ambas mediciones son las cifras más altas de la historia.
No es verdad que las políticas de erradicación no hayan sido eficientes. Durante Uribe los narcocultivos bajaron más de un
60%, a 63 mil hectáreas. Según la UNODC, en el 2013 llegamos a solo 48.000 hectáreas. En ambos sistemas de medición, en el 2014 las curvas de narcocultivos, que venían en descenso, empiezan a invertirse y a aumentar. Pero el salto exponencial se presenta después de que, en el
2015, la Constitucional prohibiera la fumigación con glifosato.
Algo similar ha ocurrido con la producción de cocaína. En el 2017, la producción en Colombia aumentó un 19%, pasando de 772 toneladas en 2016 a 921, más del doble que en el 2014. Durante Uribe, la producción de coca había caído a 290 toneladas. Muy seguramente la producción aumentó también en el 2018 y habrá sobrepasado las mil toneladas métricas.
Pero el problema no es solo de producción. Las cifras escalofriantes muestran la gravedad de la situación y el impacto en materia de consumo y adicción de las decisiones tomadas por la Constitucional, so pretexto del libre desarrollo de la personalidad. El 11,7% de los escolares ha consumido marihuana. Y de los usuarios permanentes, ¡el 12.4% la probaron por primera vez antes de cumplir diez años¡ El 69,1% de quienes probaron la coca, son adictos. Según el Viceministro de Justicia, que tiene a su cargo los temas de drogas, el