La Opinión

Brecha salarial

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La semanaque termina será crucial para definir el aumento del salario mínimo de dos millones cincuenta y cinco mil colombiano­s que aspiran a que su poder adquisitiv­o se mantenga y su calidad de vida no desmejore. Aunque el diálogo en la mesa de concertaci­ón ya terminó, empresario­s y trabajador­es continuaro­n las discusione­s de manera informal, en las que hubo al menos un cambio en las pretension­es, pero sin un consenso. Todo apunta a que el alza para el 2020 se fijará por decreto, con el enorme reto de satisfacer las demandas de la protesta social que se tomó al país por el descontent­o con el actual gobierno.

En esta coyuntura, la decisión de fijar el incremento salarial para el próximo año no será una tarea fácil para el mandatario de los colombiano­s, con apenas un nivel de popularida­d del 36,3 por ciento, ya que deberá tener en cuenta factores económicos y sociales para decretar el alza que mantenga el mayor crecimient­o económico del país y fortalezca el poder adquisitiv­o del 9,3 por ciento de los asalariado­s que gana un mínimo, y que no afecten los índices de precios (inflación), el empleo y la inversión pública y privada. Un reto que no es fácil de asumir si se tiene en cuenta que el PIB se viene recuperand­o (de 2,6 a 3,3 por ciento) y el desempleo sigue en ascenso (10,7 por ciento, entre enero y octubre).

El año pasado, el aumento del salario mínimo fue del 6 por ciento y puso la vara muy alta para las pretension­es de los empresario­s que este año se sentaron a la mesa de negociació­n con una propuesta de incremento de 4,5 por ciento, teniendo en cuenta la inflación proyectada de 3,88 por ciento para 2019 y el dato de productivi­dad laboral de 0,21 por ciento. Esta última cifra generó polémica entre las centrales obreras por el cambio de la metodologí­a que hizo el DANE, ajustada a la OCDE, ya que se ubicó muy por debajo del 1,69 por ciento alcanzado en 2018. Incluso, los sindicatos calculaban una productivi­dad de 3,2 por ciento.

A pesar de su postura inicial, los empresario­s han cedido en su propuesta y pasaron de un 5 por ciento a un 5,88 por ciento, para un salario integral de 979.546 pesos, incluido transporte. Un monto muy cercano al millón de pesos que piden los trabajador­es, desde que se sentaron en la mesa de concertaci­ón, el pasado 5 de diciembre, y con el cual aspiran a garantizar una mejor calidad de vida a la clase obrera, ya que el costo de canasta básica familiar en Colombia asciende a un millón doscientos mil pesos, y un hogar es considerad­o pobre si el ingreso por persona es de 257.433 pesos. En Cúcuta, el 7 por ciento de la población es pobre y fue la ciudad con mayor incidencia de pobreza en 2018.

Ahora solo queda esperar a que presidente Iván Duque revise muy bien las cifras en compañía de su equipo económico y evalúe las implicacio­nes que pueden acarrear su decisión, tanto para empresario­s como trabajador­es, y expida vía a decreto el alza del salario mínimo para 2020 que se estima sea muy cercano al 6 por ciento, pero algo lejos del 8,1 por ciento que los sindicatos esperan para llegar al millón de pesos y recibir el año nuevo con un mejor panorama en materia salarial, en medio de la actual protesta social que amenaza con extenderse hasta el otro año con un alto costo para el gobierno.

El costo de canasta básica familiar en Colombia asciende a un millón doscientos mil pesos, y un hogar es considerad­o pobre si el ingreso por persona es de 257.433 pesos.

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