Preguntas incómodas sobre la reforma tributaria
La política fiscal tiene dos componentes los impuestos y el gasto público que por décadas organismos internacionales e investigaciones nacionales han evidenciado que ambos componentes de la política económica han generado impactos distributivos heterogéneos y diferenciados que por un lado mantienen las brechas sociales y económicas entre grupos poblacionales y por otro lado profundizan las desigualdades regionales en Colombia, dado que estas situaciones están mediadas por una cuestión de poder como argumenta Eduardo Lora (2019) en su libro Economía Esencial de Colombia.
En tal sentido, por estos días se discutió la llamada ley de crecimiento, título que normaliza nuestra historia de creación permanente de una reforma tributaria para cada dos años y para cada periodo de gobierno; lo cual tiene implicaciones en términos de expectativas ciudadanas, valoración de riesgos y de confianza sobre el país y por supuesto cada reforma tributaria erosiona la estabilidad jurídica que es la base de las reglas de la democracia y de los mercados.
Por tal razón preocupa la cuantía y el costo de las exenciones tributarias que se ferian bajo la ley de crecimiento que no es mas que otra reforma tributaria dado el fracaso constitucional de la ley de financiamiento. El asunto de fondo bajo esta reforma tributaria es que las exenciones disminuyen el recaudo total como dice Leopoldo Fergusson (profesor de la Universidad de Los Andes-colombia) en un momento donde se requiere un mayor recaudo para financiar las demandas ciudadanas de más oportunidades sociales.
Por su parte la caída en el recaudo debe ser financiada de algún modo y aquí es donde no hay consensos, habida cuenta que esto implica que las tasas impositivas deben tener elementos de progresividad, ya no horizontal, como comúnmente se ha realizado en Colombia con tributos homogéneos que gravan “por igual” a personales