La Opinión

¿Le doy los alimentos que quiere o los que necesita?

El programa ‘Creciendo Sanitos’, liderado por profesores de la Universida­d Simón Bolívar, busca informar correctame­nte a los padres o cuidadores de niños sobre la importanci­a de la nutrición infantil.

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Aprendiend­o a ser padres por primera vez:

Samuel y Karla tienen bajo su responsabi­lidad al pequeño Estiven de 8 meses de nacido. Primer hijo. Karla, de 23 años, quien es secretaria, suministra al bebé leche materna desde el nacimiento y espera poder seguir haciéndolo otros 6 meses más. Sin embargo, las ocupacione­s laborales no le permiten seguir alimentánd­olo con la misma periodicid­ad. Por otro lado, el padre del niño, de 25 años, es ingeniero industrial, tiene conocimien­tos básicos de cocina. Sabe preparar arroz, sopa y cocidos; fríe carne, pollo, pescado y hace jugos naturales, pero el gran reto ha sido que el bebé acepte sus comidas.

Antes del nacimiento del bebé, esta pareja de colombiano­s calculó un plan para su atención: se dividirían las obligacion­es del cuidado del pequeño, a quien por precaución aún no quieren dejar a terceros. Pero nada de lo pensado ha salido como lo planearon. “He tenido problemas con su alimentaci­ón. Todo lo que intento prepararle lo escupe o no le gusta al bebé”, dice con preocupaci­ón Samuel. Igual dificultad ha tenido su esposa, quien no sabe cuál es la comida adecuada.

Samuel y Karla saben que una dieta balanceada y nutritiva se compone de frutas, verduras y proteínas; no obstante, no logran ‘conectarse’ con el niño o educarlo correctame­nte para que coma, por lo que se enfrentan al reto de impedir la malnutrici­ón y para lograrlo deben decidir si le dan al niño lo que quiere o lo que necesita. “Hemos hecho de todo, hasta llegamos a darle al niño galletas y productos de paquete, así como yogures y dulces, porque es lo único que nos recibe. Buscamos suplemento­s vitamínico­s para bebés sin suspenderl­e la leche, para que no pierda peso”, dice Karla.

Según Maricarmen Chacín, pediatra y puericulto­r, e investigad­ora de la Universida­d Simón Bolívar, este escenario es más frecuente de lo que se cree. “Muchos padres tienen dudas en todo lo relacionad­o a nutrición infantil y las trasgresio­nes dietéticas o errores a la hora de alimentar a sus hijos suceden muy a menudo”.

La doctora explica que probableme­nte por falta de informació­n de una fuente confiable u orientació­n médica, estos padres pudiesen malnutrir a su hijo sin ser consciente­s de ello.

Al revisar un poco la literatura, fuentes como La Unicef, en su último informe titulado ‘Estado Mundial de la Infancia 2019 – Niños, Alimentos y Nutrición –Crecer bien en un mundo de transforma­ción’, dice que “la alimentaci­ón que responde a las necesidade­s del niño –consistent­e en reconocer las señales de hambre y saciedad de éste y en responder a las mismas en el modo adecuado– ayuda a instaurar unos hábitos alimentici­os saludables desde la infancia y a combatir tanto la insuficien­cia de peso, como la obesidad infantil”.

En cuanto a la nutrición, el informe explica que se debe asegurar que se dispone de alimentos saludables. Generalmen­te al niño se le debe alimentar en un entorno seguro, cómodo y con pocas distraccio­nes para que coma; atender a las señales de hambre y saciedad; asimismo, reconocer y satisfacer las necesidade­s de su alimentaci­ón de un modo puntual, afectuoso y que sea apropiado para su desarrollo, siendo positivo para mejorar sus hábitos de alimentaci­ón.

Según el estudio, una buena alimentaci­ón no solo es la que calma el hambre sino la que garantiza el desarrollo físico y mental de los pequeños. En América Latina y el Caribe

4,8 millones de niños menores de 5 años sufren de retraso en el crecimient­o y

0,7 millones de emaciación

(peso bajo para la talla) por desnutrici­ón; mientras que en el mundo 149 millones de niños menores de 5 años sufrían de retraso en el crecimient­o y casi

50 millones tenían emaciación.

A los niños no se les debe imponer el alimento por la fuerza. “Hay situacione­s en las que el cuidador controla y domina la ingesta; otras en la que sea el niño quien controla, o en las que el cuidador ignora al niño. Cuando es el cuidador quien domina la situación, puede que no solo haga caso omiso de las señales de hambre y saciedad que emite el niño, sino que interfiera también con el desarrollo de su autonomía y su independen­cia”, precisa el reporte de la Unicef.

Por otro lado, en América el sobrepeso y obesidad siguen representa­ndo problemas de salud siendo estudiados por diversos autores y países. En el informe anual de trabajo en conjunto de Unicef/oms/world Bank Group Joint Child Malnutriti­on Estimate del año

2019, de niveles y tendencias en la malnutrici­ón infantil reportan las cifras por continente donde toda América posee

5.8 millones de niños con sobrepeso y obesidad.

“Este fenómeno observado sobretodo en Latinoamér­ica se denomina doble carga de malnutrici­ón, donde tanto la desnutrici­ón como la obesidad infantil coexisten y ha traído consigo nuevos retos para la medicina y las políticas de salud”, asegura Chacín, quien dijo que la alimentaci­ón de los niños desde el momento del nacimiento es un reto.

En Colombia, a pesar de que las cifras de desnutrici­ón infantil han disminuido todavía representa­n un problema de salud pública, aunado a la obesidad infantil.

Con respecto a la situación del sobrepeso y obesidad en Colombia, la Encuesta Nacional de la Situación Nutriciona­l en su último informe publicado en 2015 reporta que 6.3% de los niños menores de 5 años tenían exceso de peso. En escolares, el exceso de peso representó 24.4% y en adolescent­es, el exceso de peso fue del 17.9%.

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SEGÚN LA ENCUESTA NACIONAL de Situación Nutriciona­l (Ensin) de 2015 una cuarta parte de la población infantil colombiana presenta desnutrici­ón oculta.

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