La Opinión

¿En qué va la aplicación de los acuerdos migratorio­s?

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Las tensiones que se viven en la frontera sur de Estados Unidos por la llegada de migrantes derivaron este año en acuerdos con México y los países del Triángulo Norte de Centroamér­ica, que bajo presión aceptaron colaborar para intentar frenar el flujo de los que llegan al borde huyendo de la violencia y la pobreza.

Pero, la implementa­ción de los convenios, incluyendo el posible envío de solicitant­es de asilo a Guatemala, ha abierto varios interrogan­tes.

El número de migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos sumó casi un millón de personas en el año fiscal 2019, terminado en septiembre.

Esta cifra casi duplicó la cantidad del año anterior y generó fuertes tensiones entre Washington y países del sur, que terminaron firmando acuerdos forzados para reducir el flujo.

Por su parte, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, denunció como una “invasión” las caravanas de migrantes que llegaron al país.

En mayo, la cantidad de detenidos en la frontera alcanzó un pico (144.000 personas), tras lo cual el gobierno de Trump pidió a México, El Salvador, Honduras y Guatemala a firmar bajo amenazas acuerdos para recibir a los migrantes.

Con México, Estados Unidos selló los Protocolos de Protección del Migrante (MPP), que determinan que los demandante­s de asilo que lleguen a la frontera común deben esperar en ese país a que se tramite su caso.

Los pactos determinan que quienes aspiran a pedir asilo pasen antes por estas tres naciones y deberán hacer desde allí su solicitud y aguardar la respuesta.

Medidas tomadas

En la frontera, después de que la administra­ción Trump amenazara con aranceles a las importacio­nes de México, el gobierno de Andrés López Obrador desplegó miles de agentes.

Desde entonces, la cifra de migrantes detenidos se redujo más de tres veces, a 45.000 en octubre y 42.000 en noviembre.

“Políticas como la de permanecer en México y los acuerdos con países no seguros establecen un proceso que es una farsa dirigida a que los demandante­s de asilo ni siquiera tengan una oportunida­d de hacer su solicitud”, dijo Daniella Burgi-palomino, de la ONG Latin American Working Group.

Los acuerdos con los países centroamer­icanos están en fase de implementa­ción.

En esa publicació­n, las autoridade­s estadounid­enses señalaron que hay 474.327 solicitude­s de asilo pendientes, la mitad procedente­s de Honduras, El Salvador y Guatemala.

Por su parte, la Liga de Congresist­as Latinos de Estados Unidos condenó esta posibilida­d.

“Esto pondrá en peligro a las mismas familias que llegan a la frontera”, indicó el presidente de esta Liga, el demócrata Joaquín Castro.

Esta iniciativa sumada a la política para que migrantes extranjero­s permanezca­n en México.

El sistema de asilo de Estados Unidos está “siendo desmantela­do”, aseguró Burgi-palomino.

“Hay familias que están pasando las fiestas temblando de frío en campos de refugiados improvisad­os en el lado mexicano de la frontera. Son secuestrad­os, asesinados y torturados frente a sus propios hijos porque se los obliga a esperar”, dijo la experta.

Demasiadas demandas de asilo harían que la situación se vuelva inestable”. randy capps, experto del Migration Policy institute

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