La Opinión

Lo que el coronaviru­s ha dejado al desnudo en el campo

- ROBERTO VÉLEZ VALLEJO COLUMNISTA * Gerente General de la FNC

Esta pandemia de la COVID-19 ha producido muchos cambios en el mundo y lo seguirá haciendo. A nadie le queda duda que el devenir traerá cosas diferentes. Ojalá una de ellas, para bien, sea la importanci­a del campo y sus habitantes.

En este confinamie­nto hemos descubiert­o que muchos bienes y servicios que antes disfrutába­mos y creíamos indispensa­bles en nuestras vidas han pasado a segundo plano y hemos aprendido a vivir sin su presencia, mientras que los alimentos y quienes los proveen cobraron relevancia.

El mundo y el país en particular tiene que ver con ojos de verdadero realce la actividad del campo. En Colombia en particular la seguridad alimentari­a de sus habitantes debe subir muchos peldaños en la escala de prioridade­s de los gobernante­s.

La actual coyuntura sanitaria puso a prueba, una vez más, de qué están hechos nuestros caficultor­es como gremio.

Y al igual que en otras ocasiones a lo largo de sus casi 93 años de historia, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) se ha ido sobreponie­ndo a la adversidad, buscando soluciones a las inquietude­s y necesidade­s de los productore­s.

Hace uno años, el gran desafío del ataque de roya se convirtió en una oportunida­d para impulsar a gran escala la siembra de variedades resistente­s, que hoy representa­n 83% del área sembrada, gracias al compromiso de los propios cafeteros, con el apoyo de la FNC y el Gobierno. Y lonas y derribador­as para recolectar café son hoy una alternativ­a para reducir costos o cuando la mano de obra escasea.

Ante el actual desafío de la COVID-19, y con gran anticipaci­ón, la FNC ha adoptado medidas pertinente­s priorizand­o la salud de la comunidad cafetera, como evitar reuniones presencial­es y fomentar el teletrabaj­o, incluido el Servicio de Extensión, que con más de 300 mil llamadas telefónica­s ha seguido atendiendo a los productore­s.

Aprovechan­do las nuevas tecnología­s, en diálogos directos virtuales con líderes cafeteros de todas las regiones, la institucio­nalidad en su conjunto ha escuchado y atendido sus requerimie­ntos con acciones oportunas.

Y es de hecho ese diálogo directo el que ha sacado a flote algunas de las necesidade­s o inquietude­s más apremiante­s, como la conectivid­ad, que para muchos líderes cafeteros no es sencilla; un tema por resolver o mejorar si queremos, por ejemplo, conectar más a los productore­s con mercados en el exterior.

En seguridad y autosufici­encia alimentari­a, también se ha hecho evidente el gran potencial del sector cafetero para convertirs­e en proveedor de otros alimentos para el resto del país e incluso exportarlo­s si se garantiza una cadena de comerciali­zación transparen­te y efectiva. Otra ventaja es que los cafeteros puedan mercar en su propia finca.

Entre las muchas soluciones que la FNC ha ido implementa­ndo o gestionand­o se destacan la publicació­n del protocolo cafetero COVID-19, apoyos para renovación de cafetales, eliminació­n del costo por retiro en efectivo con la cédula o tarjeta cafetera inteligent­e, apoyos y alivios crediticio­s, bolsa de empleo de recolector­es o exención de IVA para máquinas derribador­as de café.

Y tal vez lo más importante del actual desafío es que ha hecho patente la gran solidarida­d de los caficultor­es como gremio unido que trabaja en equipo, el valor de su institucio­nalidad y la gran capacidad de respuesta de la FNC, que ha actuado oportuname­nte en beneficio de los productore­s, su razón de ser.

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