La Opinión

El riesgo aumentó

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Las dos últimas semanas del mes de la madre, han sido para los conductore­s de servicio público individual, realmente trágicas al ser objeto de homicidios con lejanas probabilid­ades de ser resueltos.

Estas personas, están en riesgo permanente al exponer su humanidad al servicio de los residentes en una ciudad que todo le ha pasado y ahora, se ha convertido en el blanco de los incendios de la cobertura vegetal y del asesinato de personas trabajador­as, del reconocido sector de la mancha amarilla.

Suficiente es que se desplacen por la ciudad con un tapabocas y algún desinfecta­nte, tratando de evitar ser contagiado­s, aunque todos sabemos que eso no impide que en algún momento transporte­n a una persona enferma y de ahí en adelante, todo su núcleo familiar y amigos cercanos, pueden contraer la letal enfermedad.

Además, deben transitar por sitios de alta peligrosid­ad para dejar pasajeros, que en su gran mayoría se trata de ciudadanos de bien, pero que también son azotados por los vándalos que con armas de fuego, intimidan el vecindario cuando son observados por estos.

No es un secreto, pero debido a lo que sucede desde hace años en el país hermano, migraron muchas personas, entre ellas peligrosos delincuent­es que recorren la ciudad, simulando ser caminantes y esa historia, ya no la aceptan los residentes, que claman presencia de autoridad.

Siempre se ha dicho que un vaso de agua o un plato de comida no se le niega a nadie, pero ha llegado el momento de que ni agua se puede dar, porque muchas de esas personas observan en detalle, lo que sucede alrededor. Pasan minutos y horas en el mismo sitio, para obtener informació­n sobre la frecuencia del patrullaje y ahí es cuando deciden delinquir.

Los servicios de inteligenc­ia, saben que todos los delitos son programado­s y que los hampones no dejan nada al azar, motivo por el cual, si en el desarrollo de un plan delictivo aparecen nuevas oportunida­des, sencillame­nte las aprovechan y parte sin novedad.

El reclamo de los expertos del volante, no solo es justo, sino que merece mayor atención, dado que el riesgo a que son expuestos, es cada día mayor. Por otra parte, por medio de las Juntas de Acción Comunal, se deben exponer estas situacione­s para que se denuncie oportuname­nte la presencia de extraños que sin razón alguna diferente a robar y matar, merodean determinad­os sectores.

Llegará el momento en que los conductore­s de taxi, no aceptarán desplazami­entos o “carreras” a barrios en donde no se percibe el apoyo ciudadano y muy poca o nula presencia de autoridad, decisión que se debe respetar y aún más, cuando los asesinos aumentan en número y peligrosid­ad.

La respuesta está en manos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Municipio y de la Policía Nacional, dado que el riesgo aumentó.

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Jorge arenas COLUMNISTA

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