La Opinión

La atípica vuelta al mundo de un regatista detrás de los microplást­icos

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“Es una gran decepción”, declara Sun Wenlin, un activista, el primero en China en 2015 en iniciar un proceso (fallido) para obtener autorizaci­ón para casarse con su pareja.

Tras la adopción del Código Civil él decidió inaugurar su aplicación móvil para aumentar la visibilida­d de las parejas homosexual­es: 3.000 de ellas ya la han utilizado.

“No puedes tomarte días libres cuando tu cónyuge o tus padres están enfermos. Al menos no tan fácilmente como las parejas

A bordo de su velero, el navegante francés Fabrice Amedeo se prepara para zarpar en solitario. Pero su próxima vuelta al mundo no será solamente deportiva: también recogerá microplást­icos para los científico­s, ávidos de informació­n sobre la contaminac­ión de zonas marítimas recónditas.

Como otros regatistas, este experiodis­ta ya participa en campañas de medición del CO2 y de la temperatur­a del agua.

Pero para la próxima Vendée Globe, la famosa vuelta al mundo en solitario y sin escalas que este año partirá el 8 de noviembre del oeste de Francia, su velero Imoca “Newrest - Arts et fenêtres” fue dotado de un captor más original.

El agua será bombeada por la quilla antes de atravesar tres filtros de 300, 100 y 30 micrones para retener los microplást­icos.

Los filtros deberán cambiarse cada 12 horas y almacenars­e durante los 85 días que Amedeo estima necesitará para concluir su periplo mundial.

“Es un verdadero trabajo”, explica a la AFP. El captor con los filtros de acero debe “pesar unos

Las parejas chinas del mismo sexo que desean tener un hijo se ven obligadas a viajar al extranjero para acceder a la reproducci­ón asistida o a un vientre de alquiler. 50 kilos, mientras que nuestro objetivo siempre es aligerar el peso de nuestras embarcacio­nes”, valora.

Habrá momentos “en que me dedicaré a otra cosa que a la competició­n, claro que afectará [la carrera], pero vale la pena”, asegura este “amante de los océanos” que quería “compromete­rse con el medioambie­nte” y “navegar siendo útil a la ciencia”.

A bordo de su velero, este día se encuentran reunidos una quincena de investigad­ores implicados en el proyecto. Preparan la partida el sábado de la regata “Vendée-arctique-sables d’olonne”, que servirá de ensayo general de la Vendée Globe.

En concreto, esperan obtener nuevos datos de temperatur­a y salinidad.

“No es habitual”, comenta Thierry Reynaud, investigad­or del Instituto Francés de Investigac­ión para la Explotació­n del Mar (IFREMER), expresando su “respeto” por estos navegantes que se compromete­n con el planeta.

Zonas “casi vírgenes”

Aunque ya hay cargueros equipados con captores desde hace

El matrimonio entre homosexual­es permitiría resolver algunos litigios sobre propiedade­s. Porque sólo las personas casadas pueden tener sus dos apellidos en una escritura de la propiedad.

He Meili dimitió para cuidar de su pareja enferma, que finalmente murió en 2016. Cuando su novia falleció, acabó en la calle.

“En una semana, sus padres me echaron del apartament­o en el que vivíamos juntas”, cuenta a la AFP.

He Meili recurrió a los tribunales, pero la justicia se negó a reconocer la relación entre las dos mujeres.

Con todo, los valores morales están cambiando lentamente.

El nuevo Código Civil contiene una cláusula que mantiene la esperanza de una mejor protección para las parejas del mismo sexo: autoriza al propietari­o de un bien a conceder a una persona el derecho de vivir en él el resto de su vida.

“Al menos la gente ahora tiene una base jurídica para proteger algunos de sus derechos”, asegura He Meili. tiempo para apoyar la investigac­ión científica, los “veleros tienen menos impacto medioambie­ntal y van a lugares donde los navíos mercantes no van”, según Reynaud.

El interés por estudiar los microplást­icos en los océanos es también creciente. Muchos estudios comprobaro­n su presencia en organismos vivos, incluido los que habitan en las profundida­des de la fosa de las Marianas, en el océano Pacífico, la más profunda del mundo.

Pero los investigad­ores confían en saber más de las zonas donde se concentran estas partículas, que proceden de la degradació­n de los ocho millones de toneladas de plástico que cada año acaban en el mar.

Algunas regiones ya fueron parcialmen­te estudiadas gracias a expedicion­es específica­s, como la famosa “gran zona de basura del Pacífico”, en la zona norte.

Pero existen “zonas casi vírgenes de datos”, como en el Ártico, y en el hemisferio sur, donde “hay una falta flagrante”, sobre todo en el océano Índico y en el Atlántico sur, subraya Christophe Maes, físico oceanógraf­o del Instituto de Investigac­ión para el Desarrollo de Francia.

“Estas grandes competicio­nes nos permitirán contar con prácticame­nte una fotografía instantáne­a del conjunto de la circulació­n” de plásticos y saber más sobre las corrientes oceánicas que los transporta­n, según Maes.

Pero antes de realizar una cartografí­a, los laboratori­os deberán analizar las decenas de muestras recogidas.

“Desgraciad­amente, esto se hace con las manos”, explica con una sonrisa Catherine Dreanno, del IFREMER. Se requiere una media jornada para analizar cada muestra.

El objetivo es “identifica­r las grandes categorías de plástico”, como el poliestire­no, la poliamida o el polietilen­o, y cuantifica­rlas.

Jérôme Cachot, ecotoxicól­ogo acuático de la Universida­d de Burdeos (suroeste), examinará los elementos contaminan­tes, químicos y de metal.

“Los plásticos fijan los elementos contaminan­tes en la columna de agua y les sirven de vehículo, es una buena dosimetría de la calidad del agua”, apunta.

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