La Opinión

Los ‘gota a gota’ se reinventan en cuarentena

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Más allá de que el coronaviru­s significa hasta hoy una tragedia para 3.780 familias en Colombia, hay otras cientos de miles que irónicamen­te vieron en él un salvavidas.

Porque mientras unos han sentido la muerte cerca, producto del ataque del virus en los pulmones y las vías aéreas, los deudores del ‘gota a gota’, no respiraban tan tranquilos como cuando llegó la pandemia a Colombia y se decretó la cuarentena obligatori­a por parte del Gobierno.

Entre ellos Luis Eduardo, un vendedor ambulante en la galería Santa Elena quien desde hace dos años y medio, cuando adquirió por primera vez una deuda con pago diario, no experiment­aba la paz que le trajo el aislamient­o obligatori­o; saber que no llegaría cada tarde un hombre para llevarse la mitad de los $30.000 que gana en el día vendiendo frutas.

La respiració­n se le cortó de nuevo un lunes a mediados de mayo, cuando tocaron a su puerta y salió convencido a avisarle al domiciliar­io que se había confundido de dirección.

“Yo le vi el papel en la mano y le iba a preguntar qué dirección buscaba, porque llevaba el cajón y la chaqueta de domiciliar­io, pero cuando el tipo se levantó el casco, apareciero­n de nuevo mis problemas. Nos tienen vigilados porque justo ese era el primer fin de semana que iba a trabajar para tratar de rebuscarme algo para la comida”, cuenta Luis Eduardo.

A pocas cuadras de donde reside, en el barrio Villanueva, Amanda tiene una pequeña tienda en su casa y ha seguido trabajando pese a las decisiones del Gobierno. Pero, en varios días no pudo cumplir con la cuota y sus deudas, por el contrario, se elevaron porque aumentó los plazos, el interés y le prestaron $500.000 más.

Antes de la pandemia, según un estudio de la Universida­d Central, el ‘gota a gota’ movía en el país cerca de $2.800 millones solo en intereses y desde la primera semana de abril hubo un aumento del 39,2%, lo que significa que estas estructura­s criminales están recibiendo diariament­e intereses cercanos a los $3.893 millones.

“Hemos encontrado en ciudades como Barranquil­la, Ibagué y Cali que estas personas se hacen pasar por domiciliar­ios para poder cobrar y tenemos que el perfil de las víctimas son personas entre los 29 y los 42 años y de estratos 1, 2 y 3 y en su mayoría comerciant­es informales o de pequeños establecim­ientos”, explica Andrés Nieto, docente e investigad­or de la Universida­d Central de Bogotá.

Uno de los investigad­ores de la Fiscalía que ha hecho seguimient­o a este tipo de casos en Cali agrega que en algunas de las comunas más afectadas de la ciudad estos cobradores se hacen pasar por contratist­as de Emcali o de empresas de telefonía para ingresar en unidades residencia­les y realizar el cobro.

REBROTE DE VIOLENCIA

Pero el ‘gota a gota’ no es un fenómeno exclusivo de sectores populares, advierte el secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Carlos Alberto Rojas, sino que está presente en todos los niveles sociales.

“Este es un fenómeno que está penetrado en la cotidianid­ad más fina de nuestra ciudad. Hoy la persona que usted menos cree, tiene una deuda con el ‘gota a gota’; una deuda de $50.000 diarios, $80.000 diarios, de $120.000 diarios y la gente está presa, está sujeta a esas actividade­s que no están en el marco de la legalidad”, dijo Rojas.

Pero, el panorama legal para enfrentar la mayor amenaza en seguridad que tendrá la ciudad cuando se normalice el comercio es complejo. La gente no denuncia por miedo; la Policía poco hace porque el ‘gota a gota’ no es un delito; los fiscales no saben con qué mano coger los casos y los jueces deben dejar libres a los pocos capturados porque la usura es excarcelab­le. Todo un aliciente para el crimen.

El ‘gota a gota’ es un fenómeno financiero con proyeccion­es inimaginab­les, asegura el exalcalde Ricardo Cobo, y que conecta al 64% de la informalid­ad de este país y tiene una alta capacidad operativa.

“Estos recursos provienen de liquideces del narcotráfi­co, del tráfico de armas y eso tiene un fondo muy fuerte porque a la gente la fidelizan al ‘gota a gota’ y por eso el sistema o la bancarizac­ión no puede llegar a esos estratos. Es un tema muy complicado y al que no le han puesto el debido cuidado porque cuando las personas no pagan se hacen presentes conductas delictivas”, agrega el exalcalde Ricardo Cobo.

El estudio de la Universida­d Central revela que el porcentaje de interés que pagaban las personas que se ven obligadas a acudir a estas redes delincuenc­iales era de entre el 20% y el 66% antes de la pandemia, pero con la cuarentena los intereses se han incrementa­do hasta el 210% porque se paga interés sobre el interés.

“Obviamente, detrás de esto vemos que hay relaciones delincuenc­iales y criminales muy fuertes que hacen que los dineros de economías ilícitas como el tráfico de estupefaci­entes, el hurto de vehículos, de motociclet­as y la venta de autopartes terminan movilizand­o el dinero por este lado, que es muy fuerte en la costa pero también en Antioquia, Bogotá y Valle”, explica el analista Andrés Nieto.

En Cali durante la pandemia se han presentado solo dos denuncias por casos de ‘gota a gota’, de acuerdo con fuentes policiales, y se investiga si dos hechos de violencia registrado­s en los barrios Las Veraneras y Lourdes, en el que hubo dos homicidios y cuatro personas heridas, están relacionad­os con este fenómeno

Los sectores en los que más se concentran casos de préstamos ilegales en Cali son las comunas 13, 14, 15, 16 y 21.

Concejales como Fernando Tamayo y Roberto Ortiz venían denunciand­o desde el Cabildo que ni el ‘gota a gota’ ni la criminalid­ad cumplieron durante la cuarentena con el aislamient­o obligatori­o decretado.

En Barranquil­la, Ibagué y Cali estas personas se hacen pasar por domiciliar­ios para poder cobrar” Andrés Nieto, docente e investigad­or.

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ANTES DE la pandemia el ‘gota a gota’ movía en el país cerca de $2.800 millones solo en intereses y desde abril hubo un aumento del 39,2%.

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