‘Villa Retorno’, en La Parada
Unos 800 migrantes venezolanos esperan en La Parada, en cambuches, su traslado al Centro de Atención Sanitaria Tienditas para posteriormente lograr el retorno hacia el vecino país.
En un terreno, a un costado de la autopista San Antonio, los migrantes levantaron sus espacios con lonas, palos, sábanas, láminas de zinc, y son registrados por las autoridades con manillas de colores, para llevar la secuencia del ingreso a la frontera.
Muchos llegan caminando desde Bogotá, de otros municipios, e incluso, algunos desde Perú y Ecuador huyendo de la crisis que ha dejado a su paso la COVID-19 y que les hizo perder sus puestos de trabajo.
La espera puede durar hasta una semana, dependiendo del número de personas a las que Venezuela les permita el ingreso, el cual se está restringido a los lunes, miércoles y viernes.
Un terreno ubicado a 50 metros del Cristo de la Autopista Internacional a San Antonio sirve como especie de albergue para la espera temporal de los migrantes venezolanos que desean retornar voluntariamente a su país.
En este espacio situado en La Parada, deben aguardar mientras les llega el turno para ser trasladados hacia el Centro de Atención Sanitaria Tienditas para posteriormente lograr el paso por el puente internacional Simón Bolívar hacia el lado venezolano.
Cleydimar Barboza llegó caminando a La Parada, en Villa del Rosario, desde Bogotá con los cinco integrantes de su familia, luego de estar viviendo tres años en la capital colombiana. Tienen siete días esperando en dos cambuches que hicieron con sábanas, lonas y latas para resguardarse del sol.
“Ya nos dieron la manilla de color amarillo, pero todavía falta que salga para Tienditas el grupo de personas con brazaletes de otro color”, dice la venezolana que quiere llegar al estado Aragua.
Hasta el pasado lunes, unos
800 retornados desde ese sitio serán enviados al centro de atención sanitaria. A diario llegan 100 nuevos migrantes con el ánimo de cruzar la frontera hacia su país.
El procedimiento de registro, según explicaron los mismos venezolanos, es el siguiente: una vez llegan a La Parada los agentes de la Policía Nacional les toman los datos completos a cada una de las personas congregadas allí.
Luego, a cada migrante se le pone una manilla con un número. Son
300 brazaletes asignados por color con el fin de permitirles a las autoridades policiales y migratorias llevar el orden en el cual cada venezolano va arribando a la frontera.
“Posterior al registro, debemos esperar entre cinco y diez días para pasar a Tienditas. La alimentación, el hospedaje, el uso de baños y demás corre por nuestra cuenta”, dice Francisco Alvarado, quien llegó desde Perú.
Tibisay Guzmán, docente jubilada, lleva 10 días en La Parada. Cuenta que ha dormido en el suelo con unas sábanas propias y comiendo de la piedad del resto de los venezolanos. “Hay personas que tienen para pagar $2.000 y $5.000 la noche por un espacio en una casa de aquí mismo del sector, pero uno no tiene para comer, menos para eso. Debe aguantar tierra en este terreno”, relata.
El derecho a ducharse en la zona cuesta $1.000 y por ir al baño hay que pagar $500.
“Por lo menos, los vecinos nos regalan agua para lavarnos las manos, porque a mí me da miedo que con tanta gente junta ese virus caiga aquí y salgamos todos contagiados. Por
eso me compré un alcohol y lo tengo para rociarme”, cuenta angustiada la mujer.
La gente cocina en leña en pleno terreno. “Nos ayudamos unos a los otros, porque muchos no tienen qué comer, y no podemos dejar al que tenemos al lado sin un pan”, enfatiza la maestra.
Estas personas, hace una semana, estaban esperando en el separador de la Autopista Internacional a San Antonio y con ayuda de la Policía Nacional se hizo el traslado hasta el predio situado a un costado de la vía. Los agentes policiales están de forma permanente custodiando y manteniendo el control en la zona.
Las últimas cifras aportadas por Migración Colombia sobre el retorno voluntario de los venezolanos, a partir de la crisis sanitaria por la pandemia, da cuenta de un poco más de 81.000 migrantes pasaron al lado venezolano. Sin embargo, se estima que otros 30.000 tienen la intención de regresar.