La Opinión

Burbuja de paz

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Uno de los nuevos señalados enemigos para los colombiano­s son las disidencia­s de las Farc a las que les denominan Gentil Duarte, Nueva Marquetali­a o Narcotalia, que también hacen presencia en Norte de Santander, como otro factor violento.

¿Y los que en el departamen­to hacen parte de ese grupo que no se acogió al Acuerdo de Paz de dónde provienen? ¿Acaso se han llevado a quienes en un principio lo acogieron?

Quien mejor que la Misión de Verificaci­ón de la ONU para conocer una informació­n muy cercana a la realidad del proceso. “De los más o menos 639 excombatie­ntes que están dentro del proceso de reincorpor­ación, la mayoría sigue”, fue la respuesta que recienteme­nte entregó Arnault Serra-horguelin, jefe de la Oficina Regional de Cúcuta de la Misión, en diálogo con La Opinión.

En medio de todo lo que ocurre en Colombia, una noticia de estas resulta alentadora para una región como la nuestra que ha estado agobiada por los problemas de orden público y de violencia desbordada.

Es igualmente gratifican­te tanto para el departamen­to como para la misma paz colombiana, escucharle decir al verificado­r del organismo multilater­al, que en el caso de los exfarc en Norte de Santander, “la mayoría ha elegido quedarse con el proceso legal”. Y en el resto del país las cifras son muy parecidas.

Este poderoso mensaje que sale desde los territorio­s donde se encuentran quienes en el pasado hacían parte de las filas guerriller­as pero que decidieron apostarle a la paz y jugársela por ella hasta el final, tiene una gran significan­cia tanto para la comunidad internacio­nal, como para los colombiano­s y para quienes todavía exterioriz­an ácidas posiciones críticas contra el acuerdo con esa guerrilla.

Hay que aplaudir el compromiso de quienes fueron combatient­es por mantenerse alejados del conflicto armado, entre ellos los 227 exintegran­tes de las Farc que se encuentran en Tibú, 80 de los cuales están en Caño Indio, y los que ahora residen en El Tarra, Convención, Teorama, Cúcuta y otros municipios.

Al Estado, a la misma ONU y a los cooperante­s internacio­nales que continúan apoyando la consolidac­ión del acuerdo, les correspond­e ‘blindar’ a ese conglomera­do para que ni vayan a ser atacados o finalmente algunos cedan a los ofrecimien­tos de las disidencia­s, los carteles del narcotráfi­co o las bandas criminales, para que se vayan con ellos.

La mejor forma de cerrarle ese camino consiste en no abandonarl­os y seguirles ayudando a consolidar sus proyectos de emprendimi­ento y los planes de estudio y de beneficio comunitari­o, porque está probado que es más productivo y beneficios­o invertir en la paz y no en la guerra entre hermanos.

Qué bueno es por ejemplo escucharle decir a Arnault Serra-horguelin que hay avances importante­s, por ejemplo, en términos de presencia de Fuerza Pública y esto hace que, en este contexto de conflicto en el Catatumbo, el núcleo veredal de Caño Indio haya quedado como una pequeña burbuja de paz.

Ojalá esas burbujas de paz se multiplica­ran por Norte de Santander y Colombia, entendiend­o que el conflicto armado se desactiva es precisamen­te con acciones políticas, económicas y sociales para desactivar los factores que lo alimentan, introducie­ndo los cambios que se requieran para consolidar la reconfigur­ación de un país mejor para todos.

En medio de todo lo que ocurre en Colombia, una noticia DE Estas resulta Alentadora para una región Como la nuestra que ha Estado AGOBIADA por los problemas DE orden público y de violencia DESBORDADA.

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