El mal parqueo
¿ Por qué los policías de tránsito no se ven haciendo operativos en las áreas donde hay mal estacionamiento?
¿Por qué cuando se arman congestiones en las calles los agentes de tránsito se tardan o no llegan?
¿Por qué no se desarrolla una labor más preventiva y de largo aliento y no simplemente los retenes para multar y multar?
Se trata de interrogantes válidos que los ciudadanos hacen para el caso de Cúcuta, donde es urgente actuar para desestimular una práctica que parece hacer parte de la idiosincrasia y es dejar el carro o la moto en cualquier lugar.
La misión que le compete a la institución encargada de mantener el orden en las calles en ese aspecto, es la de estar patrullando permanentemente las avenidas y calles en donde no está permitido el parqueo.
En la actualidad no es válida la excusa de hace unos años de que en la zona céntrica y sus alrededores escaseaban los estacionamientos, porque eso ahora es diferente, razón por la cual debe de lograrse el cambio de actitud de los conductores de vehículos particulares.
Ya sabemos que el año pasado se impusieron 4.716 comparendos por ese motivo, pero uno va y mira y todo sigue igual. Es decir, parece que la aplicación de castigos a los infractores en lugar de disuadir a los automovilistas para que acaten las normas y se eviten multas que afectan su bolsillo, no está funcionando desde el punto de vista de la corrección del problema.
Porque uno va por diversos lugares de la zona central y a lado y lado se encuentra automóviles estacionados o abandonados como lo afirma la norma, acción que en la práctica se convierte en un problema múltiple.
Por un lado está el inconveniente a la movilidad al restarle espacio a otros vehículos y generar que la velocidad se reduzca en medio del trancón que el mal parqueo termina ocasionando, convirtiéndose en un mal endémico al que poco le prestan atención desde la mirada preventiva.
Y el otro grave inconveniente es que al dejar las personas sus automotores en cualquier lugar, pues de inmediato activan un problema más peligroso, como es el del robo de vehículos, porque ahí opera aquello de que la ocasión hace al ladrón.
Y reconozcamos algo, muchos de esos carros estacionados al frente de locales en el área comercial son de los dueños de esos negocios, que al encontrarse con un cliente que haga lo mismo al llegar a comprar o que coincida con un camión que vaya a descargar mercancía, pues terminan generando un embotellamiento a cualquier hora.
Las personas deben admitir que al asumir comportamientos anticívicos, la que sufre es Cúcuta porque de inmediato su nombre comienza a ser relacionado con el desorden por tener una ciudadanía absolutamente desconectada de sus deberes.
La construcción de ciudadanos comprometidos con su ciudad es realmente imperioso y eso comienza desde asuntos tan sencillos pero tan poco atendidos como ese, el de no dejar por ahí, en cualquier parte el carro, porque esta acción genera una reacción que finalmente puede terminar hasta en el robo del mismo o en causar un accidente o en que alguien pierda una cita médica de vida o muerte o cosas por el estilo.
Entonces, ojalá los policías de tránsito con su pito o la alarma de la patrulla vayan a los lugares en que impera el mal parqueo, a correr a quienes volvieron costumbre violar esta norma de tránsito, porque tarde o temprano alguien se tendrá que cansar y no será precisamente la autoridad.
Ya sabemos que el año pasado en Cúcuta se impusieron 4.716 comparendos por mal estacionamiento, pero uno va y mira y todo sigue igual.