El coronavirus no da tregua en la región
Mientras la ocupación de las camas UCI en la red hospitalaria de Norte de Santander se encuentra en niveles críticos por el desbordamiento de los casos de coronavirus, los profesionales de la salud encargados de atender la pandemia atraviesan por una etapa de agotamiento físico y mental.
Por las extenuantes jornadas, el enfrentarse a diario a situaciones tan difíciles, donde además de la carga laboral está la afectación emocional cuando se pierde la vida de un paciente, hay severas afectaciones para los médicos y enfermeras de la primera línea de atención.
Con cifras récord de contagios y decesos durante la primera quincena del mes de junio avanza el coronavirus en el municipio de Ocaña, donde los profesionales de la salud del Hospital Emiro Quintero Cañizares hacen grandes esfuerzos para contener el virus.
El secretario de Gobierno, Yuri Alfonso Carrascal Gómez, manifestó que se encuentran en el punto más crítico desde que comenzó la pandemia, pues se han duplicado los casos y han muerto 25 personas en lo corrido del presente mes.
“Ya se superó la barrera de las 5 mil personas afectadas y por primera vez tenemos 450 casos activos, lo que colapsó la red pública hospitalaria. Nos toca arreciar con los operativos por parte del Escuadrón Móvil ANTI-COVID imponiendo comparendos a las personas que no usan tapabocas, con multas de $936.000 y exigiendo el pico y cédula”, indicó el funcionario.
Fue enfático en afirmar que están amarrados, pues mientras el Gobierno Nacional declara la apertura de todos los sectores para la reactivación económica, por otro lado se desbordan los índices de la positividad y mortalidad en la región. “Nosotros solicitamos al Ministerio del Interior endurecer las medidas. Lo ideal sería el cierre de la ciudad, al menos durante los fines de semana, pero no se obtiene respuesta alguna, estamos fregados”, exclamó Carrascal, quien recomendó seguir con las medidas sanitarias.
“Con estadísticas se demuestra que los jóvenes salen a las calles sin los elementos de bioseguridad, se contagian y llevan el virus a las casas afectando a padres y abuelos, que en el peor de los casos fallecen. Es cuestión de conciencia ciudadana para que se tomen las medidas de prevención y luego no vayan a llorar a sus seres queridos”, exclamó el funcionario.
El virus no da tregua
Los médicos del Hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña no dan abasto en la primera línea de atención a los pacientes COVID.
El pasado fin de semana se reportó el pico más alto de contagios y la capacidad instalada fue insuficiente para mitigar los efectos de la pandemia, obligando a la remisión hacia otras regiones del país.
La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) está copada con el ciento por ciento. Igual ocurre en el Centro Transitorio Respiratorio. En urgencias hospitalarias 15 de las 17 camas están ocupadas.
Esa situación mantiene encendidas las alarmas en esta localidad y los galenos recomiendan extremar medidas de bioseguridad para prevenir la propagación del virus.
Los integrantes del Puesto de Mando Unificado (PMU) insisten en el autocuidado, la asepsia de los lugares, el lavado de manos, el distanciamiento social, el uso correcto y frecuente del tapabocas.
El centro asistencial permanece en alerta roja mientras avanza el Plan Nacional de Inmunización que no es efectivo al ciento por ciento, pero ayuda a amortiguar los efectos de la enfermedad aguda respiratoria.
En el más reciente boletín, el Instituto Nacional de Salud (INS) reportó
181 nuevos casos positivos para
COVID-19 con dos muertos más. Las estadísticas ascienden a 5.062 contagios, 184 fallecidos y 3.811 pruebas en espera.
En los últimos días se han registrado 621 contagios, demostrando que el tercer pico de la pandemia ya es una realidad en Ocaña. La cifra de muertes también ha aumentado, en lo que va de junio 25 ocañeros han fallecido por causa de la enfermedad. “Estamos en el peor momento desde que inició la pandemia”, afirmó Carrascal.