La Opinión

El excapitán del Ejército que se alió con la disidencia

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Se conoció que actualment­e Medina Rodríguez estaría trabajando para una academia de vigilancia privada con sede en varias ciudades del país; esto lo confirman algunas fotos que él mismo montó en su perfil de Facebook.

Entre lo que tendrían las autoridade­s está que Medina y su padre sabían perfectame­nte que un grupo de hidrocarbu­ros de la Dirección de Carabinero­s de la Policía, que tiene una oficina dentro de esas instalacio­nes militares, cuenta con un vehículo similar al que compraron y que así podrían cometer el ataque sin despertar una sola sospecha.

Tan pronto tuvieron la camioneta Toyota en sus manos, la habrían entregado para que la cargaran con el potente explosivo pentrita. Todo lo habrían hecho bajo la coordinaci­ón de la disidencia del frente 33 de las Farc y del Eln.

Cuatro días después de tener el vehículo cargado con el explosivo, el exmilitar se habría encargado de entrarlo a la guarnición militar, aprovechan­do que él era conocido en el lugar y, además, aprovechan­do las falencias que se daban al mediodía, cuando más de la mitad de la guardia de seguridad se iba a almorzar.

Por eso, a las 12:32 p. m. del 15 de junio, se puede ver en un video de seguridad de la Brigada 30, cómo la camioneta Toyota Fortuner, que es manejada por el exoficial, entra tranquilam­ente y luego de permanecer dos horas y 18 minutos en esas instalacio­nes, sin despertar una sola sospecha, sale y hacia las 3:02 de la tarde se dio la primera explosión, dos minutos después ocurre la segunda.

Pero en este hecho no solo estarían inmersos estos dos hombres, también habrían participad­o el desmoviliz­ado de las Farc y el escolta contratist­a de la UNP. El primero es sindicado de haber planeado y ejecutado una parte del plan, pues sería él quien tenía las conexiones con ‘Jhon Barbas’, mientras que Ciro Gutiérrez habría sido quien manejó la moto de alto cilindraje que compró el excapitán para huir, luego de activar el carro bomba.

Las autoridade­s también conocieron que el exmilitar Andrés Medina, una vez sucedió lo de la Brigada 30, se habría escondido en Venezuela, donde contaba con la protección de ‘John Mechas’, quien mantiene una alianza macabra con el Eln en Norte de Santander.

Los otros atentados

Seis días después de ese ataque a las instalacio­nes militares, este mismo grupo habría planeado otro, pero esta vez sería contra la Policía, por eso la noche del pasado 21 de junio dejaron unas cajas bomba en el sector Cerro Pico, en la vía Cúcuta-el Zulia.

Pero por fortuna, nada les salió como lo tenían planeado, pues varios uniformado­s que llegaron a ese punto, que está al frente de la primera entrada del barrio El Progreso, al darse cuenta de que era una trampa, lograron correr, sin embargo, una pareja que se movilizaba en un vehículo, si resultó herida.

Días más adelante, nuevamente estas personas organizaro­n todo para atacar el helicópter­o de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), que el pasado 25 de junio aterrizaba en el aeropuerto internacio­nal Camilo Daza, con el presidente de la República Iván Duque a bordo.

La aeronave fue impactada cuando aterrizaba, desde un lote baldío en el barrio La Conquista, muy cerca al Anillo Vial Occidental, burlando todas las medidas extremas de seguridad que tiene cada visita del mandatario de los colombiano­s a Cúcuta.

El hecho no puso solo en riesgo la vida del presidente Duque, sino que también el ministro de Defensa, Diego Molano, el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano, el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, entre otras personas que corrieron peligro.

En una zona boscosa, que está a 1.400 metros de la cabecera de la pista de aterrizaje, fue donde encontraro­n dos fusiles, un Ak-47 y un 7-62, con marcas de las Fuerzas Armadas de Venezuela, cinco proveedore­s y 20 vainillas.

A raíz de ese hallazgo, las autoridade­s pudieron hacerle un rastreo, además de recolectar videos y testimonio­s, que unieron a las pesquisas previas que venían haciendo desde marzo, para poder capturar a los presuntos responsabl­es.

Extraofici­almente se conoció que el lunes detuvieron a un taxista y a uno de los que disparó contra el helicópter­o presidenci­al y a partir de hoy arrancarán las audiencias concentrad­as para definirles su situación jurídica. Al conductor lo sindican de haber transporta­do las armas.

La vigilante del aeropuerto que detuvieron, de nombre Geraldine, tendría relación directa con el atentado contra el presidente Duque, pero también la señalan de ser la compañera sentimenta­l de un jefe de la disidencia del frente 33 de las Farc, siendo quien entregó la informació­n precisa de la llegada de la aeronave en la que venía el mandatario de Colombia.

El desmoviliz­ado de las Farc y el excapitán también son sindicados de ser los cerebros de estos dos atentados.

Otro de los detalles que conocieron las autoridade­s es que el exmilitar Andrés Medina se conocía con el escolta Ciro Gutiérrez, porque hace un tiempo él también trabajó en la UNP por el Catatumbo, y, al parecer, fue así como la disidencia de las Farc lo reclutaría para delinquir bajo las órdenes de ‘Jhon Barbas’.

Ayer, al cierre de esta edición, se llevaba a cabo la última parte de las audiencias concentrad­as para los primeros seis capturados, a los que les imputaron los cargos de terrorismo, concierto para delinquir y porte ilegal de armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas, entre otros delitos. Se esperaba que el juez los enviara a prisión.

Por la relevancia de los hechos, calificado­s como de seguridad nacional, las audiencias se dieron de manera presencial en un salón en las instalacio­nes de la región 5 de Policía, que tiene su sede en Cúcuta.

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El excapitán se salvó de morir en un ataque a un helicópter­o militar.

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