La Opinión

Regulación del flujo vehicular

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El flujo vehicular de la ciudad, es cada día más complicado debido al aumento incontrola­do de automotore­s, el regular estado de la carpeta asfáltica, la inexistent­e cultura ciudadana y el insignific­ante apoyo de la parte operativa de tránsito en la ciudad.

El aumento incontrola­do de automotore­s, está representa­do en el presunto ingreso de cientos de vehículos por las trochas o por los puentes que nos unen al país hermano, cuyos conductore­s burlaron el registro de los mismos y hoy transitan cómodament­e sin que autoridad alguna se pronuncie, dejando el papel de bobos a los que inocenteme­nte creyeron en el registro y hoy son blanco de las cámaras de fotodetecc­ión y del pago de impuestos.

El regular estado de la carpeta asfáltica en las principale­s arterias y vías primarias, es una situación que obliga a los conductore­s a realizar el zigzag para no caer en los inmensos cráteres, principalm­ente en las rutas de los vehículos que prestan servicio público, en particular buses y busetas, haciendo que el avance sea lento, así la luz de los descontrol­ados semáforos esté en luz verde.

La ciudadanía en general carece del uso de las buenas costumbres en materia de conducción. Cada quien se cree dueño de la vía, en particular un alto porcentaje de los amigos que componen la mancha amarilla y otros tantos que derivan su ingreso de la informalid­ad. Ellos son invisibles para la autoridad.

El último factor de muchos otros que pudieran salir, correspond­e al insignific­ante apoyo de los uniformado­s adscritos a nuestra querida institució­n. Es muy lamentable que nunca estén presentes apoyando la regulación del flujo vehicular pese a que existe obligatori­edad de hacerlo según se desprende de la Resolución 0219 del 30 de junio de 2022, suscrita por el alcalde Yáñez, que en su Artículo 3 establece: “…Que, el municipio San José de Cúcuta, no cuenta con un cuerpo de personas con la idoneidad, capacidad y experienci­a requerida para la realizació­n de labores de control, vigilancia y seguridad vial…”

Lo anterior significa que las tareas de regulación del flujo vehicular por parte de los miembros de la Policía Nacional en su especialid­ad Tránsito y Transporte, no es opcional sino obligatori­a, motivo por el cual, llamo la atención al Oficial de la institució­n responsabl­e del grupo operativo de apoyo a la Secretaría de Tránsito, y la pregunta sería: ¿Y si no lo hace la Policía Nacional, quién lo debe hacer?

No es justo con la ciudad, que existiendo un convenio o contrato directo con la Policía Nacional por más de mil millones de pesos, exista total indiferenc­ia de los uniformado­s que componen el grupo antes citado, en el entendido que la tarea que deben cumplir no es gratis. El ejercicio de regular el tránsito debe tener visibilida­d en las vías críticas y en aquellos lugares en los cuales se ejecutan obras viales, en donde el Plan de Manejo de Tránsito se convierte en una fabulosa herramient­a de descongest­ión vehicular, pero infortunad­amente ningún funcionari­o a cargo de la movilidad se atreve a exigir su aplicabili­dad.

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JORGE ARENAS COLUMNISTA

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