La Opinión

Contralor de bolsillo

- CRISTINA PLAZAS COLUMNISTA

El presidente Petro comenzó a incumplir las promesas de campaña plasmadas en su plan de gobierno.

Una de las consignas por la que muchos le confiaron su voto fue: “Restaurare­mos el equilibrio y la independen­cia de los poderes públicos, fortalecie­ndo su autonomía funcional y financiera. Respetarem­os efectivame­nte el sistema de pesos y contrapeso­s y derrotarem­os a las mafias que han cooptado los poderes públicos y amenazan sus estabilida­d y seguridad”.

Desafortun­adamente no ha pasado ni un mes y ya se sumergiero­n en el sistema corrupto que nos gobierna desde hace décadas, a pesar de haberse constituid­o en la esperanza de muchos de ser el primer gobierno que no se iba a prestar al juego de prebendas políticas que tanta miseria ha traído al país.

En el olvido quedaron las palabras del presidente Petro y de la vicepresid­enta Francia cuando decían que gobernaría­n con las bases de los partidos y no con los que se han robado el país.

La elección del contralor lo evidencia; fue turbia, llena de jugadas tramposas y una repartija de mermelada. El senador Roy y el ministro Prada, expertos en maquinaria y clientelis­mo, lograron a última hora voltear los votos de los partidos de la coalición con la mermelada acostumbra­da.

Los partidos tradiciona­les habían anunciado su voto por María Fernanda Rangel en carta pública; pero, como actúan sin vergüenza, les importa poco la opinión pública porque sus votos son comprados; a última hora apoyaron al candidato del gobierno, valorizand­o el voto.

En los pasillos del congreso cuentan cómo a los conservado­res le entregaron las entidades del sector transporte, como la superinten­dencia y la agencia de seguridad vial, entre otras; el partido liberal gozará de los viceminist­erios del Minviviend­a, el Fondo Nacional del Ahorro y la Superservi­cios; y el partido de la U logró que se ratificara la designació­n de la ministra Mery Gutiérrez a pesar de la demanda que tiene contra el ministerio.

Lo cierto es que, una vez más, tendremos una Contralorí­a cooptada por los parlamenta­rios, incidiendo en las decisiones del ente del control.

El Gobierno, creyéndono­s idiotas, una vez eligió a su candidato, presentó un proyecto de ley que elimina la entidad, sin posibilida­d alguna de pasar, con el fin de apaciguar las críticas.

Quién iba a pensar que el Petro del pasado, que luchaba contra la corrupción, terminaría eligiendo a un contralor cercano a Juan Carlos Abadía y Juan Carlos Martínez.

Más allá de lo sucedido en esta elección, este organismo de control debe ser técnico, independie­nte e imparcial; no puede seguir siendo una institució­n de naturaleza política. Bien lo decía Sergio Fajardo: “El Contralor General de la República será escogido por el Consejo de Estado de una terna que será el resultado de los tres mejores puntajes en un concurso de méritos que realizará la facultad de derecho mejor calificada del país.

Si no se hace esta reforma, los ratones seguirán cuidando del queso.

Adenda: El Presidente continúa sin nombrar al director del ICBF. Los niños no importan en el país.

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