La Opinión

No somos lo mejor, pero tampoco lo peor

- columnista JORGE PABÓN L

Las declaracio­nes del presidente Petro al inaugurar un sistema de salud rural en Aracataca, Magdalena que, pretende prestar servicios de atención en salud a domicilio no cayeron bien porque califica al actual sistema de salud como uno de los peores del mundo, lo cual tiene como clara intención ambientar la reforma que desea implantar.

Ante este panorama desolador planteado por el presidente se produjeron reacciones desde diversos frentes poniendo de presente las escalas de clasificac­ión que posiciona a nuestro sistema entre los mejores y supera ampliament­e a los países vecinos. Solo para citar una, la de Ceoworld Health Care Index que califica la infraestru­ctura, los profesiona­les, medicament­os disponible­s, costos y papel de los gobiernos, Colombia está en el puesto 35, los mejores son Corea del Sur y Taiwán, los peores son Pakistán y Venezuela; entre 89 países que fueron evaluados.

Ese programa preventivo y predictivo es la primera pincelada de lo que será el nuevo sistema de salud. Empezó con unos equipos que atenderán en sus viviendas a los colombiano­s para diagnostic­ar que enfermedad padecen, pronto se extenderán por otros municipios. Es una réplica de lo que pretendió Petro mientras fue alcalde de Bogotá. Para entonces funcionó como una rueda suelta sin articulars­e con las EPS tanto del sistema contributi­vo como subsidiado, sin que cumpliera con los objetivos trazados desde la administra­ción distrital.

Ahora se impondrá como una política pública de salud para dar respuesta a una deuda histórica, según se dice desde la presidenci­a. Esto implica la contrataci­ón de personal médico y asistencia­l de otro tipo con un costo en billones y que puede servir para pagar favores y dar paso a la politiquer­ía.

El nuevo sistema de salud a través de la reforma que será presentada el año venidero apunta de manera directa a la financiaci­ón. El manejo de capitales por parte de las EPS en el sistema actual es el causante mayor del prurito que tienen tanto el presidente como la ministra de salud. Petro asegura: hay que cambiar la mercantili­zación a la que ha estado sometida la salud, en tanto que, la ministra Carolina Corcho ha dicho reforzando esa idea “Con el presidente planteamos que hay que revisar la intermedia­ción financiera y administra­tiva a la luz de otros sistemas de salud en el mundo, si es necesario ese intermedia­rio” en una clara alusión a las EPS.

En cuanto a la precarizac­ión laboral del gremio médico y el personal asistencia­l también la ministra preconiza que ello es una consecuenc­ia de la “intermedia­ción financiera” ejercicio que hoy ejecutan las EPS. A propósito de estas empresas también considera que las condiciona­das por la superinten­dencia de salud van a sucumbir y quedarían solo cinco que cumplen con los requisitos para un buen funcionami­ento, pero no podrían absorber a los pacientes que queden sueltos de las EPS liquidadas. Así que acabarán con todas.

Queda claro que no tenemos el más perverso de los sistemas de salud, enfrenta problemas sobre los cuales debería trabajarse en su solución. Las EPS son el objetivo primordial de la reforma y al paso a un nuevo sistema para el manejo de los recursos, se promete mejorar la red hospitalar­ia pública y las condicione­s de los trabajador­es del sector, amén de contar con un programa de atención domiciliar­io con una amplia cobertura. Esta reformará, en teoría, debe mejorar la condición actual de la salud y estaremos atentos para velar porque así sea.

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