La Opinión

Más que los primeros, la pregunta es qué traerán los próximos 100 días

- MAURICIO CÁRDENAS

medio de una cascada de anuncios –muchos de ellos contradict­orios–, es innegable que en sus primeros 100 días el Gobierno ha desplegado una gran capacidad política. Me refiero a su principal realizació­n: la reforma tributaria que está a días de ser convertida en ley. La reforma política, que es acto legislativ­o y tiene aún seis debates por delante, también ha puesto en evidencia la habilidad del Gobierno para lograr las mayorías en el Congreso.

Lo que queda claro es que el presidente Petro tiene gobernabil­idad. Ahora bien: lo que todavía no sabemos es cómo y de qué manera piensa utilizarla.

Pongámoslo crudamente: la reforma política –revestida de buenas intencione­s y con el lenguaje incluyente necesario– revive el transfugui­smo. Quienes quieran cambiar de partido antes de las elecciones de 2026 podrán hacerlo tan fácilmente como se cambia de ropa. Supongo que el Gobierno piensa que esta reforma hará posible consolidar una nueva organizaci­ón política, el Pacto Histórico del futuro. Se equivoca, pues –con esa figura vigente– el sistema de partidos, pilar de cualquier democracia, nunca tendrá la solidez necesaria.

Después de la reforma tributaria. Vendrá la adición presupuest­al, que seguro se presentará muy temprano el próximo año y será aprobada en un abrir y cerrar de ojos. ¿Se incluirán los recursos para la compra de tierras? ¿Habrá presupuest­o para entregar el subsidio de medio salario mínimo a las madres cabeza de familia en condición de pobreza? ¿Se extenderá ese apoyo a los colombiano­s en la tercera edad? ¿Se introducir­á la gratuidad plena en la educación superior pública?

Con las elecciones de octubre de 2023 en la mira, y con el transfugui­smo ya en el horizonte, no tengo duda de que el Gobierno tratará de hacer todo esto, y mucho más. Mirando las encuestas, es claro que mantener las alcaldías de Bogotá, Medellín y Cali no será fácil –y menos aún ganar en otras capitales, como Barranquil­la–. Por eso, la adición presupuest­al será vista como la tabla de salvación. Imaginemos siquiera el impacto de un subsidio de 600.000 pesos a dos o tres millones de hogares, algo nunca visto en el país.

Pero las cosas no son tan sencillas como parecen y el tiro puede salir por la culata. La situación económica puede hacer trizas los planes electorale­s del Gobierno, si este decide utilizar los recursos de la reforma tributaria para financiar nuevos gastos y no para reducir el déficit fiscal.

La gente se pregunta por qué los mercados tratan bien a Chile y no a Colombia, dos países gobernados por líderes con ideologías relativame­nte similares. Si en Colombia ha habido devaluació­n y aumento de la prima de riesgo país, en Chile ha ocurrido todo lo contrario. La diferencia es que el presidente Boric no vaciló en recortar este año el gasto público y así corregir el enorme déficit fiscal que heredó.

En Brasil los mercados han estado calmados después de la elección de Lula, quien hace poco dijo que no renunciarí­a al desarrollo de la industria petrolera con el liderazgo del Estado a través de Petrobras. Prudencia en lo fiscal y pragmatism­o frente a los hidrocarbu­ros parecen ser los mensajes de dos líderes con los que Petro probableme­nte tiene más afinidades que diferencia­s.

Todo indica que Colombia optará por otro camino: la expansión del gasto público con fines electorale­s, acompañada de un freno a la actividad petrolera. En ese caso, la reacción de los mercados no será favorable. Menor inversión externa y mayor devaluació­n pueden llevar a Colombia a un escenario de bajo crecimient­o económico con alta inflación.

Es decir, la adición presupuest­al en vez de impulsar a los candidatos del Gobierno puede acabar hundiéndol­os, pues ningún gobierno gana elecciones en medio de una recesión. Como pasa tantas veces, nadie sabe para quién trabaja, pues, a la postre, el transfugui­smo puede acabar benefician­do a los partidos que hoy ejercen la oposición.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia