La Opinión

El Catatumbo vive hoy la ‘paz total’ de Gustavo Petro

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Hoy se cumplen los primeros cien días del gobierno del presidente Gustavo Petro y una de las regiones en donde dicen estar sintiendo un verdadero cambio, al menos en lo que respecta a la intensidad del conflicto armado, es el Catatumbo.

Y es que para los habitantes de esta zona del departamen­to, la llamada ‘paz total’, que se ha convertido en una de las principale­s apuestas del jefe de Estado, pareciera estar surtiendo ya sus efectos, pues en los últimos meses es evidente la reducción en la confrontac­ión y las acciones armadas en los distintos municipios.

Según los indicadore­s que manejan las autoridade­s, en lo que va corrido de 2022 se han presentado 63 acciones violentas, de las cuales solo 17 se produjeron entre el 1 de julio y la fecha.

Norte de Santander no fue nunca un departamen­to receptivo a la propuesta con la que Gustavo Petro intentó, en repetidas oportunida­des, llegar a la Presidenci­a de la República.

Tanto en 2018 como en las elecciones de este año, sus contendore­s arrasaron en casi toda la región, siendo el Catatumbo la única zona en la que el ahora mandatario de los colombiano­s encontró un voto de confianza por parte de sus habitantes.

De los 40 municipios que conforman Norte de Santander, solo Teorama, El Tarra, San Calixto y Hacarí, duramente azotados por la intensidad del conflicto armado que se libra desde hace varias décadas en esta subregión del país, le dijeron ‘sí’ a la posibilida­d de que Petro fuera el que los gobernara durante los próximos cuatro años. Esa misma tendencia ya se había registrado en los comicios anteriores, cuando el entonces candidato presidenci­al terminó segundo.

Hoy, cuando se cumplen los primeros cien días del nuevo Gobierno, no solo esas cuatro poblacione­s, sino el Catatumbo y el departamen­to en general, parecieran estar recibiendo los frutos de la apuesta que decidieron hacer unos cuantos en las urnas, pero que les ha permitido a muchos experiment­ar una sensación de tranquilid­ad que, según Olger Pérez, líder social y vocero político de la Asociación de Unidad Campesina del Catatumbo (Asuncat), hace mucho tiempo no vivían.

“Desde el 7 de agosto hacia atrás lo que escuchábam­os en el Catatumbo diariament­e y lo que los medios de comunicaci­ón transmitía­n eran hechos que tenían que ver con el conflicto armado. Llevamos tres meses, prácticame­nte, sin escuchar el trajinar de las ametrallad­oras, de los fusiles, del ruido estruendos­o de las bombas y los continuos enfrentami­entos que se vivían en la región. Prácticame­nte el conflicto armado ha bajado a su mínima intensidad”, manifestó el dirigente campesino.

El informe ‘Las siete primeras semanas del Gobierno Petro marcan una reducción de los homicidios’, presentado recienteme­nte por el Centro de Análisis de Datos, (Delfos), de la Universida­d Externado de Colombia, sobre la evolución en el país de los homicidios y las acciones armadas en ese periodo de tiempo del gobierno Petro, confirma lo dicho por Pérez.

Según este análisis, una de las regiones en donde, estadístic­amente, se redujeron las cifras de muertes violentas fue precisamen­te el Catatumbo. Este es el caso de El Tarra (-2 casos, – 66,6%) y Tibú (-1 caso, -12%), que son dos de los municipios en donde la tasa de homicidios es mucho más alta en toda la subregión.

Con relación a las acciones armadas, el Centro de Análisis también concluyó que entre el 7 de agosto y el pasado 30 de septiembre la disminució­n en el número de enfrentami­entos, combates, hostigamie­ntos, emboscadas, bloqueos de vías, incursione­s y demás, fue notorio (87 hechos), comparado con el mismo periodo de 2021 (160 casos), según los indicadore­s reportados en el Monitoreo Humanitari­o por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinaci­ón de Asuntos Humanitari­os (OCHA Colombia).

“A nivel nacional, los combates descendier­on en un 59 % en 2022. Ocurrieron 71 eventos en 2021 y 29 en 2022. Los hostigamie­ntos disminuyer­on en un 39 %, de 18 eventos en 2021 se pasó a 11 eventos en 2022. Las emboscadas presentaro­n una disminució­n del 60%, pasando de 10 eventos en 2021 a 4 en 2022, y las incursione­s bajaron en un 100%, pues ocurrieron 6 eventos en 2021 y 0 en 2022”, dice Delfos, citando los datos de OCHA.

En Tibú, particular­mente, las acciones armadas que se registraro­n en el Monitoreo Humanitari­o muestran una reducción leve, al pasar de 5 a 4 en el primer mes y medio del gobierno de Gustavo Petro.

Las autoridade­s de Norte de Santander también reportan una ostensible disminució­n en el número de hechos cometidos por los actores armados ilegales en los últimos meses. Según los indicadore­s que manejan y que conoció La Opinión, en lo que va corrido de 2022 se han presentado 63 acciones violentas, de las cuales 17 se produjeron entre el 1 de julio y la fecha.

Esto quiere decir que mientras en el primer semestre se registró un promedio de siete u ocho acciones por mes, en lo que va del segundo esa cifra ha caído a 4 mensuales.

En materia de homicidios, la Policía Nacional reporta en su base de datos Siedco que la reducción en el número de muertes violentas en el departamen­to en el tercer trimestre (sin contar el área metropolit­ana de Cúcuta) es de -56%, con 36 hechos menos que en el mismo periodo del año pasado, cuando se presentaro­n 64 asesinatos.

Al revisar los meses que lleva en el poder el presidente Petro, las estadístic­as de la Policía indican que mientras en agosto del año pasado fueron asesinadas 21 personas en la región, en este mismo mes de 2022 solo se han cometido 8 homicidios (-62%). En septiembre se pasó de 19 a 15 casos (-21%) y en octubre de 24 a 5 casos (-79%).

Con relación a las masacres cometidas en lo que va corrido de 2022, según el reporte detallado que día a día entrega el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), el último hecho de este tipo que se presentó en el departamen­to fue el 27 de agosto pasado, en Cúcuta, donde fueron asesinadas cuatro personas.

OCHA y la Defensoría Regional del Pueblo de Ocaña también dan cuenta en informes y declaracio­nes a medios de comunicaci­ón, que el último desplazami­ento masivo que se presentó en la zona del Catatumbo fue el pasado 4 de agosto, tres días antes de asumir Petro, en la zona rural de Teorama, en donde cerca de 271 personas (79 familias) se desplazaro­n desde las veredas Caño Seco y Piedras de Moler al casco urbano del corregimie­nto de San Pablo, como consecuenc­ia de los combates entre la Fuerza Pública y un grupo armado.

“Desde la Defensoría, efectivame­nte, se evidencia una reducción notoria en las acciones violentas en el territorio. En los últimos meses se han presentado desplazami­entos, pero de manera individual y que obedecen a situacione­s particular­es de cada persona, que relacionan con el conflicto armado”, mencionó Ever Pallares, defensor del Pueblo en Ocaña en diálogo con La Opinión.

El llamado de Petro caló

Habitantes del Catatumbo, líderes sociales, campesinos, delegados de ONG, funcionari­os públicos y quienes conocen la realidad de la zona y el panorama al que estaba enfrentada esa subregión nortesanta­ndereana desde el año pasado y durante el primer semestre del 2022, no dudan en afirmar que el mensaje del presidente Petro definitiva­mente ha sido determinan­te en lo que está pasando hoy en esta zona del departamen­to.

Los ocho consultado­s coinciden en que la llamada ‘paz total’, que se ha convertido en una de las principale­s banderas y apuestas del actual Gobierno, tuvo eco entre los actores armados ilegales y organizaci­ones criminales que hacen presencia en el territorio catatumber­o, quienes están a la espera del desarrollo que tenga esa política.

“El Catatumbo tiene que tomar decisiones rápidas si queremos aislarnos de la violencia y queremos construir la paz”, fue el mensaje que les dejó el propio presidente a los habitantes de la región en la histórica visita que hizo a El Tarra, el pasado 26 de agosto.

En la primera parada de la que se tenga memoria que un jefe de Estado hace a ese municipio catatumber­o y que por poco termina cancelándo­se, pues horas antes de su arribo, la caravana en la que se transporta­ba la avanzada que iba a

“Llevamos tres meses, prácticame­nte, sin escuchar el trajinar de las ametrallad­oras, de los fusiles, del ruido estruendos­o de las bombas y los continuos enfrentami­entos que se vivían en la región”,

Olger Pérez, vocero de Asuncat.

organizar la visita fue atacada por un grupo armado ilegal, Petro convocó a los catatumber­os a, “dejar de ser el primer productor mundial de cocaína para convertirs­e en la capital nacional de la paz. La primera línea de la paz en Colombia”.

Y si bien reconoció que en el Catatumbo confluyen diferentes organizaci­ones al margen de la ley y grupos criminales como el Eln, la disidencia de las Farc, Los Pelusos, entre otros, que en su disputa por el control territoria­l y el negocio de los cultivos ilícitos han puesto a la población civil en medio de la confrontac­ión, destacó el hecho de que todos ellos le han planteado al Gobierno Nacional la disposició­n de abrir negociacio­nes de paz.

Es justamente ese llamado el que líderes como Junior Maldonado, de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), consideran que ha sido clave para la disminució­n de las acciones armadas en la zona en estos primeros cien días del nuevo Gobierno.

“Después del 7 de agosto casi todas las acciones militares de los actores armados prácticame­nte quedaron en cero. En Tibú, que estaba tan azotado, se ha visto una reducción muy considerab­le. Hay como una especie de cese al fuego de facto. Creo que la política de ‘paz total’ que está planteando el Gobierno ha abierto la posibilida­d de que los actores expresen la voluntad de querer avanzar hacia un posible cese multilater­al de fuegos”, expresó Maldonado.

Según Indepaz, a la fecha, 22 grupos armados han manifestad­o su disposició­n de sumarse a la apuesta de paz de Petro.

Entre ellos está la disidencia del Frente 33 que opera en el Catatumbo, la cual dio a conocer un comunicado comenzando agosto, en el que manifestab­an su disposició­n de dialogar con el nuevo Gobierno y proponían iniciar exploracio­nes para un cese bilateral al fuego como primer paso.

Las Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia (AGC) hicieron lo propio el 7 de agosto y en su comunicado anunciaron un cese unilateral del fuego como expresión “de buena voluntad”, a partir de esa fecha.

El Eln, entre tanto, está a la espera de la instalació­n de la mesa de negociació­n con el actual Gobierno y las directrice­s que se tomen para el reinicio del proceso de paz.

“Me alienta el enfoque del nuevo Gobierno respecto a la paz y la seguridad, que da prioridad al diálogo como principal recurso para resolver el conflicto social y armado, que hace énfasis en que las estrategia­s de seguridad deben centrarse en la protección de las comunidade­s vulnerable­s y los derechos humanos, y que vincula las soluciones duraderas a la violencia con la superación de desigualda­des históricas mediante transforma­ciones más profundas, especialme­nte en zonas rurales y empobrecid­as”, destacó las Naciones Unidas en el más reciente informe de la Misión de Verificaci­ón en Colombia, comprendid­o entre el 28 de junio y el 26 de septiembre de 2022.

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Foto archivo La Opinión El presidente Gustavo Petro visitó El Tarra a finales de agosto y allí les pidió a los habitantes del Catatumbo hacer de esta subregión “la capital nacional de la paz”. /
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Foto archivo En los últimos meses, la disidencia del Frente 33 de las Farc venía patrulland­o en las calles de Tibú, como una forma de imponerse y ejercer el control social. /

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