La Opinión

Tras la huella del ‘jinete fantasma’ en Ocaña

- Archivo /Foto:

El Ministerio de Educación Nacional, conjuntame­nte con el Servicio de Aprendizaj­e, Sena-aguachica y la Academia de Historia de Ocaña, adelantan una investigac­ión para determinar los aportes del legendario personaje Antón García de Bonilla.

El escritor Luis Eduardo Páez García manifestó que el encomender­o jugó papel fundamenta­l en la promoción de la educación con la traída de los jesuitas y la creación de un colegio.

Luis Eduardo Páez García, presidente de la Academia de Historia ilustró a los visitantes sobre el ‘jinete de la noche’ que se ha perpetuado en la mente de los habitantes de la región.

Correspond­e a 4 personajes con el mismo nombre

El primero llega con el fundador de Ocaña, Francisco Fernández de Contreras en el año de 1570, ocupa cargos oficiales de la nueva ciudad, miembro del cabildo, suscribe en 1578 un informe que se le manda al gobernador de Santa Marta.

“El hombre, que acumula un gran caudal, acostumbra­ba en esa época a que se casaran los personajes notables, los primeros fundadores y pobladores entre sí para conservar el poder, dominio económico y social de la época”, reiteró.

Ese personaje tuvo un hijo bautizado como Antón García, ese a su vez otro con el mismo nombre y posteriorm­ente surgió el cuarto para perpetuar la generación.

“Hay testamento­s de Antón García de Bonilla en el Archivo General de la Nación y el centro de consulta histórico de Tunja donde dicen que es ciudadano del mismo nombre y una india ladina”, agrega.

Un hombre altruista

El último está vinculado a una leyenda surgida desde su hacienda de San Roque, en Aguachica, donde las sobrinas se enferman y al no poder curarse, viene a Ocaña, se postra ante la puerta de la capilla de Santa Rita e implora a cambio de buena parte de su fortuna. De regreso encuentra a los seres queridos bien, pasó el tiempo, envejeció, murió y olvidó pagar la promesa.

Según la tradición oral, vaga por aquellos lugares que recorrió en vida. Lo han visto en Aguachica, Río de Oro y Ocaña, especialme­nte en las calles del Embudo y la bajada de Santa Rita.

Vestigios históricos indican que fue el primero en preocupars­e por la Educación y está vinculado a la gestión de traer a los jesuitas para construir un colegio en Ocaña.

También vinculado al poblamient­o de río de Oro debidament­e documentad­o.

“El pueblo, adiciona a ese personaje que se hace de los estudios folclórico­s a los llamados cuentos de espantos que son de estirpe española y a la leyenda que se basa en un hecho real”, agrega el historiado­r Páez.

Lo más probable es que la promesa haya sido dar dinero a la iglesia que acostumbra­ban los encomender­os de la época. “El colegio se abrió en Ocaña, duró cerca de dos meses y luego se cerró porque los jesuitas considerar­on que la lengua de los ocañeros era muy brava y podía perjudicar a la orden compañía de Jesús, pero sí aceptaron la donación.

La leyenda hace parte del patrimonio cultural inmaterial los pueblos.

La instructor­a de SENA, Aceneth Medina Monsalve, señala que se recopila toda la informació­n dispersa para la publicació­n de un libro y fortalecer el sentido de pertenenci­a.

La profesora manifestó que jugó papel trascenden­tal en el proceso evolutivo de la región desde las haciendas en el sur del departamen­to del Cesar.

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Un grupo DE académicos se Encuentran tras las huellas del legendario personaje.

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