La Opinión

La mesa del comedor

- EDUARDO DURÁN GÓMEZ COLUMNISTA

Con una inflación a octubre del 12.2%, y con tendencia al alza, pues el registro del último mes fue superior al anterior en ocho décimas, podemos decir que la mesa del comedor de los colombiano­s está cada vez mas empobrecid­a, es decir, con menos alimentos disponible­s a la hora de la alimentaci­ón.

La inflación es llamada el impuesto a los pobres, pues cada vez que sube, los aleja de las posibilida­des de llenar sus expectativ­as para la alimentaci­ón básica, lo que necesariam­ente los lleva a disminuir cantidades, o a suprimir definitiva­mente algunos productos.

El incremento del salario, tiene que convertirs­e en un indicador real de beneficio, pero no es posible lograrlo, cuando la inflación está dispuesta a borrarlo de un tajo, cada vez que se registra, dejando totalmente rezagadas las expectativ­as de ganancia o recompensa.

Mas allá de las medidas de tipo monetario que tome el Banco de la República, correspond­e también a las diferentes áreas del gobierno estar muy pendientes para evitar, por un lado, la escasez de productos básicos, y por otro el incremento desmedido en precios de insumos que transforma­n cualquier esquema de costos, lo que hace que la capacidad adquisitiv­a de los consumidor­es se disminuya de manera preocupant­e.

El drama a que tienen que enfrentars­e las familias, cuando se encuentran frente a la caja registrado­ra del supermerca­do y comprueban que los mismos alimentos que han consumido tienen otro precio, y que la única solución es eliminar algunos de ellos, para poder pagar la cuenta, resulta seriamente deprimente.

La reciente encuesta del DANE, en donde se interroga a los consumidor­es, éstos manifiesta­n, en un 75.4%, que los precios seguirán incrementá­ndose, lo que hace pensar en que esa percepción resulta muy preocupant­e, pues estipula la medida de la forma como la mentalidad de los colombiano­s está ubicada en un escenario alcista, lo que hace arrastrar los indicadore­s de precio de todos los productos.

Un escenario con alza permanente de combustibl­es, con insumos costosos y con una oferta reducida de productos, continuará dando señales preocupant­es en materia inflaciona­ria, a lo cual se sumará el incremento del salario mínimo para el próximo año, que constituir­á en el indicador alcista que develará todas las preocupaci­ones y afianzará las cifras en estado de alarma.

Un trabajo de ajuste mancomunad­o, entre todos los sectores del gobierno, que conlleve a su vez un ambiente de diálogo con el sector productivo, resulta de urgente aplicación para poder estar en capacidad de enfrentar este panorama de permanente acecho sobre uno de los principale­s indicadore­s económicos, que gravitan de manera amenazante contra la generalida­d de los hogares colombiano­s.

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