“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
Mario Zambrano, economista, comenta que esta es una expresión de confianza extrema de Jesús en su padre, luego de morir. Él menciona que se podría interpretar de dos maneras para el contexto económico: una optimista y otra pesimista.
“La primera es la confianza total en algo, ese algo como Dios, debe ser una fuerza colectiva antropológica y humanista que pueda con esfuerzo, sacrificio y dolor llegar a una situación de bienestar económico, pero también moral”, manifiesta. Dice que la segunda perspectiva puede ser la negativa o pesimista, la incapacidad de cambiar las cosas y entregarse a una condición económica que sobrelleva individual y colectivamente y ofrecerse a una fuerza metafísica de la cual no tenemos certidumbre, porque posiblemente no es Dios.
“Si hacemos el traslado de Dios hacia un hecho más real, tendría que ser el de las acciones colectivas, la fuerza con la que se pueden cambiar las condiciones económicas de esta región y esta ciudad, es un llamado más como al trabajo colectivo”, concluye. Por su parte, Fredy Vargas director de Corpomoda, menciona que esta última palabra la relaciona con la luz y protección de la fuerza creadora que sostiene e ilumina el caminar por el mundo empresarial, liberándolo de tanta incertidumbre económica, política y social, para avanzar con valentía, entre la maquinaria de la producción y las negociaciones comerciales. “Esta entrega total de Jesucristo en la cruz nos recuerda que, cada día, empresarios, operarios, colaboradores, y todo un sector productivo nos levantamos en medio de retos, éxitos o dificultades, con pasión y confianza en un futuro prometedor, siempre poniendo nuestra vida y nuestras labores en las manos de Dios”, señala.