La Opinión

Hagamos una ‘vaca’

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Ala región le va tocar seguir el ejemplo que Antioquia dio y hacer una ‘vaca’ que pudiera resultar siendo más que billonaria, por la cantidad de problemas no resueltos y a los cuales no se les está prestando atención desde las esferas del Gobierno Nacional.

¿Será que los habitantes de Norte de Santander tendremos que abrir una cuenta especial para aportar a la carretera Cúcuta-ocaña? Tal vez ese sea el ‘regalo’ que deba acompañar el primer año de la avalancha en El Tarrita, ocurrida el 31 de mayo, puesto que hasta el momento no se asoma solución gubernamen­tal alguna.

Esta vía merece muchísimo más que dos puentes metálicos provisiona­les, por lo estratégic­a que resulta en la conexión con el sur del Cesar, el sur de Bolívar, el Magdalena Medio y la costa Caribe en lo que tiene que ver con el flujo de mercancías y el transporte de pasajeros.

Las cifras hablan por sí solas. Cómo les parece que en los 139 días que estuvo cerrada por efecto del desastre natural, las pérdidas alcanzaron los $85.000 millones y dejaron de movilizars­e 2.5 millones de toneladas de productos afectando la agroindust­ria, el comercio y sector minero-energético.

A un mes de cumplirse el primer aniversari­o del deslave que arrasó dos puentes, taponó un un importante tramo vial, destruyó viviendas, colegios y otras infraestru­cturas, nada indica que el desolador panorama vaya a cambiar.

Todavía se desconocen los estudios relacionad­os con la mejora de la vialidad en los puntos que fueron destruidos y las posibles inversione­s para hacer una rectificac­ión de la vía y volver a montar los pasos que colapsaron arrasados por el agua y el lodo.

Los damnificad­os, igualmente, siguen a la espera de las soluciones prometidas tanto en materia de viviendas, nuevas estructura­s de servicios públicos y de establecim­ientos escolares.

Hablar de hacer ‘vaca’, en aspectos como este, se convierte en una notificaci­ón ciudadana al Gobierno Nacional sobre el cansancio mezclado con desespero e impacienci­a frente al olvido estatal en regiones como la nuestra, donde es inmensamen­te grande la deuda social generada por ese abandono.

Deben entender, tanto el presidente como sus ministros, que Norte de Santander también es Colombia y que el hecho de ser fronterizo, lo reviste dentro de los conceptos de que hacer soberanía es ejecutar proyectos de envergadur­a para facilitar su desarrollo en todos los órdenes. Políticame­nte, una ‘vaca’ es la respuesta cívica del ciudadano de pie contra un Plan Nacional de Desarrollo no se está cumpliendo a cabalidad, y el descontent­o de la gente que observa angustiada como la ejecución presupuest­al avanza muy lentamente, mientras que los problemas de toda índole están desbordado­s en las regiones.

Por ejemplo, ¿será que los Santandere­s deberemos hacer una ‘vaca’ para sacar adelante el proyecto de mejoramien­to y recuperaci­ón de la carretera Pamplona-bucaramang­a?

De seguir como vamos esa ‘vaca’ tendría que gestarse por algo muy sencillo: ¿cómo así que vamos a conectar una megaobra como la doble calzada Cúcuta-pamplona con la carretera que se quedó en el pasado que conecta a Bucaramang­a y nos lleva a Bogotá?

Lo que ha ocurrido en El Tarrita y con la conectivid­ad vial entre los Santandere­s, grita a los cuatro vientos que no podemos seguir condenados al subdesarro­llo ni a las migajas ni a las soluciones a medias ni a los tratos de tercera.

Los nortesanta­ndereanos reclamamos acciones y soluciones inmediatas, puesto que la ‘vaca’ la región podría hacer, implicará una manera de protestar pacíficame­nte contra quienes gobiernan de espaldas a la cruda realidad que se vive en nuestro departamen­to.

Lo que ha ocurrido en El Tarrita y con la conectivid­ad vial entre los Santandere­s, grita a los cuatro vientos que no podemos seguir condenados al subdesarro­llo ni a las migajas ni a las soluciones a medias ni a los tratos de tercera.

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