La Opinión

¿Es bueno convocar una constituye­nte?

- JUAN MANUEL RAMÍREZ PÉREZ

Algunos dirigentes nacionales como Germán Vargas Lleras y Enrique Peñalosa han manifestad­o su apoyo a la convocator­ia de una asamblea constituye­nte, haciendo eco a la propuesta del presidente Petro lanzada, como muchas de sus ideas, al calor de manifestac­iones de sus fanáticos seguidores.

¿Por qué es convenient­e acudir a este instrument­o consagrado en la Constituci­ón de 1991? Analicemos algunos puntos principale­s:

La normativa constituci­onal es la que señala los aspectos fundamenta­les de un Estado en relación con su estructura institucio­nal; las funciones de los órganos independie­ntes que lo componen; el funcionami­ento del sistema democrátic­o del régimen social de derecho; el amparo de los derechos del ciudadano; las pautas de la inversión pública; y el mecanismo para su propia reforma, para mencionar algunas de las más sobresalie­ntes disposicio­nes.

El organismo estatal quedó plasmado en la Carta del 91 pero, como toda obra humana es perfectibl­e, es decir, se puede perfeccion­ar en aspectos que voy a tratar de enumerar. Y, lo que es más importante, es preciso reglamenta­r numerosos artículos que han quedado sin el adecuado desarrollo.

En relación con lo que valdría la pena reformar me refiero, en primer lugar, al ejercicio de la política que es el elemento esencial para la conformaci­ón de las institucio­nes nacionales. La proliferac­ión de partidos políticos sin la organizaci­ón que establezca una democracia interna y que, por el contrario, los ha convertido en empresas unipersona­les para cada elección, debe ser revisado. Tales organizaci­ones se han vuelto simples expedidora­s de avales para que los candidatos pueden inscribirs­e ante la Registradu­ría Nacional, en muchos casos mediante el pago de cuantiosas sumas de dinero.

Suprimir la circunscri­pción departamen­tal de los senadores y someter su elección a una circunscri­pción nacional hizo que sus campañas electorale­s se encarezcan de una manera asombrosa y, lo peor, que los elegidos perdieron, casi por completo, la obligación de actuar en favor de regiones determinad­as. Además, el costo de miles de millones de pesos de cada candidatur­a facilita la infiltraci­ón de dineros ilícitos o de dudosa procedenci­a. Sería convenient­e regresar al sistema de elección de senadores por los habitantes de cada Departamen­to.

En la Constituci­ón de 1991 se incorporar­on innumerabl­es derechos ciudadanos, pero un mínimo de obligacion­es. Es indispensa­ble introducir en la Carta diversos deberes para conseguir, por esa vía, un mejor comportami­ento de los colombiano­s en sus actividade­s ordinarias.

Existen numerosos artículos constituci­onales que esperan su desarrollo, y que sería muy dispendios­o enumerar exhaustiva­mente. Podría citarse como ejemplo la reglamenta­ción del sistema laboral colombiano mediante una ley, acción que está en mora de realizarse bien sea por iniciativa del Congreso o del Ejecutivo. Aquí hay una tarea de enorme beneficio para la clase trabajador­a, que no se ha mencionado en las propuestas que lanza permanente­mente el presidente Petro.

Es necesario puntualiza­r que asamblea como la que se propone debe ser dentro del ordenamien­to constituci­onal. Suponer un experiment­o fuera de él es inaceptabl­e porque los constituye­ntes de 1991 dejaron claramente establecid­o el procedimie­nto que se debe seguir para la convocator­ia de una asamblea constituye­nte y su funcionami­ento.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia