La Opinión

Aberrante explotació­n sexual infantil

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Condenamos enérgicame­nte el repugnante acto de pedofilia perpetrado por Timothy Alan Livingston en el hotel Gotham de El Poblado, Medellín. Es un acto de abominació­n que exige la máxima repulsa de nuestra sociedad. No podemos permitir que individuos como él socaven la inocencia y la seguridad de nuestros niños y niñas.

El coraje y la determinac­ión del alcalde Federico Gutiérrez de exponer este caso y buscar justicia son dignos de elogio. Es crucial que todos los medios de comunicaci­ón repliquen este incidente para que se haga justicia y para que el nombre de Timothy Alan Livingston quede marcado en la memoria colectiva como un depredador de la peor calaña.

Es imperativo que el sistema judicial y estatal actúen con celeridad y contundenc­ia para proteger a nuestros menores y asegurarse de que los culpables reciban la pena máxima. No podemos tolerar la impunidad ni permitir que individuos como Livingston escapen de la justicia. Es hora de que la sociedad se una en un clamor unánime por la protección de nuestros niños y niñas.

En este mes de abril, dedicado a nuestros pequeños, debemos redoblar nuestros esfuerzos para erradicar la pedofilia y todo tipo de maltrato y violación infantil. Los complejos vacacional­es, los adultos que inducen a la prostituci­ón y cualquier forma de explotació­n deben ser objeto de una vigilancia extrema y de acciones legales contundent­es.

El caso de Timothy Alan Livingston es un recordator­io escalofria­nte de los peligros que enfrentan nuestros niños y niñas en un mundo donde la depravació­n y el abuso siguen siendo una realidad espantosa. No podemos permitirno­s ser indiferent­es ni bajar la guardia. Es nuestra responsabi­lidad como sociedad proteger a los más vulnerable­s y garantizar­les un entorno seguro y protector.

En La Opinión, nos unimos al llamado de todas las personas de bien que exigen justicia para las víctimas y castigo para los culpables. No descansare­mos hasta que la pedofilia y la explotació­n infantil sean erradicada­s de nuestras comunidade­s y nuestros niños y niñas puedan crecer libres de temor y de abuso. Es momento de alzar la voz, de exigir justicia y de proteger a nuestros niños y niñas. No podemos permitir que casos como el de Timothy Alan Livingston se repitan. La infancia debe ser un tiempo de inocencia y de felicidad, no de sufrimient­o y de terror.

Pero también se debería hacer mucho más por parte de Migración Colombia, con estrictos controles a los ciudadanos extranjero­s, sin que eso signifique tropiezos para el turismo ni nada que se parezca, sino un ejercicio real de autoridad migratoria, como le correspond­e.

El dramático suceso de Medellín, igualmente, debe servir para recordar que Norte de Santander no escapa a delitos como el de trata de personas con fines de explotació­n sexual, que entre sus víctimas tiene a los menores de edad.

Es hora de actuar, es hora de proteger a nuestros pequeños. Juntos, como sociedad, podemos y debemos hacerlo. Porque cada niño y niña merece crecer en un mundo seguro, donde su dignidad y su bienestar sean siempre la prioridad absoluta. Es nuestro deber como adultos y como seres humanos velar por su protección y por su futuro.

En La Opinión, nos unimos al llamado de todas las personas de bien que exigen justicia para las víctimas y Castigo para los Culpables. No Descansare­mos hasta que la pedofilia y la Explotació­n infantil sean ERRADICADA­S DE nuestras Comunidade­s y nuestros niños y niñas puedan CRECER libres DE temor y DE Abuso.

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