La Opinión

Clausuran ladrillera con más de 80 años de funcionami­ento

- Redacción Javier Sarabia

Araíz de la concentrac­ión del material particulad­o en la atmósfera del casco urbano de Ocaña, el área de Control y Vigilancia de la Corporació­n Autónoma Regional de la Frontera Nororienta­l, Corponor, ordenó el cierre de una ladrillera con 80 años de tradición en el municipio.

La familia Lemus, propietari­a de la alfarería solicitó a la autoridad ambiental una prórroga mientras queman en los hornos unos 65 mil bloques, para solventar la situación de los 22 trabajador­es.

El representa­nte legal, Darío Lemus, reclamó considerac­ión ya que el impacto laboral para varios obreros será grande. Sin embargo, la resolución no tiene vuelta de hoja y es de estricto cumplimien­to, aseguró el funcionari­o de la territoria­l Ocaña, ingeniero ambiental Juan Carlos Rodríguez Osorio.

Recalcó sobre las constantes quejas de los vecinos por la contaminac­ión ambiental que está ocasionand­o afecciones en la vía respirator­ias de los niños, lo cual en varias oportunida­des se había notificado a los herederos de los hornos, ya que son obsoletos y no reunían las especifica­ciones técnicas.

El procedimie­nto se realizó con la presencia de las distintas entidades para garantizar los derechos fundamenta­les de los trabajador­es y dueños de la alfarería. “A pesar de las recomendac­iones seguían con los mismos mecanismos para la fabricació­n del material para la construcci­ón. Nunca se acogieron a las normas técnicas

Nunca se acogieron a las normas técnicas con la incorporac­ión de nuevas tecnología­s. Al contrario, se recibió el denuncio que, durante la Semana Santa, estaban infringien­do las prohibicio­nes”. Juan Carlos Rodríguez

con la incorporac­ión de nuevas tecnología­s. Al contrario, se recibió el denuncio que, durante la Semana Santa, infringían las prohibicio­nes”, reiteró Rodríguez.

Por desobedece­r las medidas se les aplicó una multa de 2 millones de pesos y conjuntame­nte con la inspección Primera de la Policía se coordinó la destrucció­n de los 10 hornos artesanale­s cerrados.

La calidad del aire

La Corporació­n trabaja conjuntame­nte con las distintas entidades ambientale­s para garantizar la calidad del aire y en los últimos años se han sellado varios chircales sin especifica­ciones técnicas debido a los métodos primitivos con efectos nocivos para la salud.

La tradición no puede estar por encima de la preservaci­ón del medio ambiente y por eso se tomó la determinac­ión.

El ingeniero Juan Carlos Rodríguez manifestó que llevan dos años atendiendo los requerimie­ntos debido a las denuncias, luego las visitas técnicas y las actas de inspección ponderadas de acuerdo a las normas vigentes con base en la Ley 1333 del 2009 donde se establece el proceso sancionato­rio ambiental. “Estas alfarerías antiguas de fabricació­n de un ladrillo artesanal tipo español, tienen unos hornos antitécnic­os, sin ductos o chimeneas con emisiones dispersas y difusas debido al combustibl­e con leña y carbón mineral para el poder calorífico. El uso del suelo ha cambiado en nuevo ordenamien­to territoria­l y los sectores rurales como El Hatillo fueron acogidos en el perímetro urbano. Entonces no tienen permiso de emisión atmosféric­a”, dijo.

“Se cumplió el procedimie­nto y hemos

recibido quejas sobre el rompimient­o de los sellos y prendido los hornos durante los días santos. Se ofició al Segundo Distrito de la Policía para que se haga el seguimient­o, se presenten las evidencias y enviar el caso a la Fiscalía General de la Nación para que se tomen los correctivo­s, ya que se convierte en un delito penal”, recalcó.

Un problema laboral

El obrero Efraín Pérez señaló la importanci­a de los alfareros como aporte al renglón de la construcci­ón e imploró flexibiliz­ar las medidas, mientras avanza la reconversi­ón sociolabor­al.

“La situación es bastante compleja ya que estamos en la calle más de 20 familias que obteníamos el sustento diario y quedaron miles de ladrillos en la puerta del horno. Rogamos que nos dejen evacuar el material, mientras se normaliza la situación”, recalcó.

“Necesitamo­s al menos un permiso por dos meses para quemar el ladrillo, ya que tenemos deudas y los acreedores no dan espera. Quedamos desemplead­os y no encontramo­s alternativ­as para levantar a nuestros hijos”, dijo.

El copropieta­rio de la fábrica de ladrillos, Darío Lemus, lamentó el final de la alfarería creada por su padre hace más de 80 años, cuando el sector El Hatillo, correspond­ía al perímetro rural de Ocaña.

Sin embargo, con el crecimient­o urbanístic­o quedó inmerso en una zona residencia­l y es inminente la retirada.

“Nunca pensaron en dar el salto hacia los avances tecnológic­os y se quedaron en el pasado. Las leyes prohíben rotundamen­te el funcionami­ento con esos métodos obsoletos”, manifestó Rodríguez.

 ?? /Foto: Cortesía ?? Al no cumplir con los requisitos técnicos fue cerrada una antigua ladrillera en Ocaña.
/Foto: Cortesía Al no cumplir con los requisitos técnicos fue cerrada una antigua ladrillera en Ocaña.
 ?? /Foto: Cortesía ?? Instalacio­nes y producción en la factoría quedaron clausurada­s.
/Foto: Cortesía Instalacio­nes y producción en la factoría quedaron clausurada­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia