La Opinión

La culpa es… ¿del narcotráfi­co?

- COLUMNISTA @jflafaurie

El narcotráfi­co es, sin duda, la causa inmediata de la violencia que azota al país, un mal con muchos síntomas de gravedad: corrupción, insegurida­d urbana por microtráfi­co; insostenib­le insegurida­d rural y, finalmente, montañas de dinero corruptor.

¿Cuál es el tamaño de este negocio maldito? En 2002, según el Departamen­to de Estado de EE.UU. había 148.000 hectáreas de coca –102.000 según la ONU- y 416 alcaldes amenazados despachaba­n “a distancia”. Con la Seguridad Democrátic­a, el gobierno Santos recibió a todos los alcaldes en sus municipios, pero veinte años después, en 2022, con 300.000 hectáreas según EE. UU. -231.000 según la ONU-, hay control territoria­l de grupos armados en 428 municipios que suman más de la mitad del territorio nacional, donde sus habitantes sufren la violencia de los ilegales y la del abandono. Es la “Colombia profunda” donde el Estado no ejerce soberanía y la población está a merced de los bandidos.

En 2002, el 70% de la cocaína se exportaba y el 30% se quedaba para consumo local, relación que se invirtió para 2022, cuando Colombia produjo 1.773 toneladas y, descontada­s las incautacio­nes, exportó 427 y quedaron en el país 675. Con precio promedio de US$30 el gramo en EE. UU. y US$2 en Colombia -aquí es regalada-, y con tasa de cambio promedio de $4.256 por dólar, los ingresos del narcotráfi­co rondaron los ¡60,2 billones de pesos!

En enero de 2024 los medios publicaron declaracio­nes de un especialis­ta en el tema: “Puedo afirmar, sin temor a equivocarm­e, que el peso del narcotráfi­co en la economía es del orden del 4,5% del PIB”. Pues bien, con un PIB de 1.573 billones para 2023, los ingresos del narcotráfi­co fueron de ¡71 billones!

Con semejantes recursos, no hay duda de la relación causal del narcotráfi­co con la insegurida­d que azota al país. Todos los grandes actores violentos, tanto las guerrillas comunistas que se pretenden “libertador­as” de los pobres, como los que se justificar­on en la “autodefens­a” frente a las anteriores, y el remedio fue peor que la enfermedad; y también los herederos de los capos históricos; todos sin excepción, financian su violencia con el narcotráfi­co y con sus rentas ilícitas subsidiari­as: minería ilegal, extorsión, abigeato, etc., además de la violencia implícita de la corrupción.

Pero entonces hay que preguntars­e: ¿Y cuál es la causa del narcotráfi­co?

La cultura del dinero fácil, dirán unos; otros que la alta demanda y el buen precio que lo incentivan, y no faltan lo que culpan al imperialis­mo yanqui y la disoluta cultura occidental.

Ninguno de los anteriores. Al parecer, Colombia sigue sin entender las causas últimas de la violencia, porque el narcotráfi­co es también un resultado. ¿De qué? Del abandono del Estado a esa Colombia profunda donde los bandidos son señores.

Por eso mi cantaleta desde hace 20 años: “La paz de Colombia pasa por la recuperaci­ón del campo”. No hay otro camino.

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JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

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