Vivían de los muertos y ahora ven amenazado su único sustento
La administración municipal adelanta diálogos con las comunidades que están afectadas por el cierre del camposanto, direccionados a encontrar soluciones para ellas.
Los cierres del cementerio que se han producido en el presente año, el último de ellos indefinido, ordenado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que decidió intervenir el camposanto en busca de personas dadas por desaparecidas del conflicto armado, tiene a decenas de familias que se ganaban la vida de la venta de flores y lápidas al punto de la quiebra.
Y no es una ni dos, sino tres las generaciones que por más de 60 años han derivado su sustento del cementerio, las mismas que en el presente año no han podido obtener ingresos producto de las medidas cautelares que desde el año pasado catalogaron este lugar como el principal objetivo forense del país para dar con el paradero de cientos de potenciales desaparecidos por el conflicto armado en la región.
El primer cierre se produjo en febrero y el segundo y definitivo en marzo.
“La Semana Santa se avecinaba y habíamos hecho pedidos de flores porque para nosotros iba a ser la primera temporada alta del año, pero no fue así, una tarde de marzo la Alcaldía expidió un decreto y de nuevo quedó cerrado el camposanto”, narra Nancy Emérita Díaz Escalante, presidenta del comité de floristeros del Parque de la Vida.
Lo peor de todo para las 25 familias que derivan su sustento de la venta de flores en el Parque de La Vida, contiguo al cementerio municipal, es que toda la mercancía que les llegó la perdieron. “Las flores, si no se venden en tres días, se pierden, y eso nos pasó, todos perdimos la plata y la esperanza, porque igual la tuvimos que pagar”, precisa Escalante.
Las puertas del cementerio, aparte de los tiempos de la pandemia, no se cerraban por espacios tan largos como ahora desde cuando fue creado, y por eso el temor cunde entre los vendedores de flores, de saber que se van a quedar sin sustento para sus familias.
Lamentan que la JEP no los haya tenido en cuenta a la hora de ordenar el cierre del camposanto, y consideran que se atentó contra el derecho al trabajo.
“No estamos vendiendo flores desde ayer sino desde hace 60 años, es lo que nos ha dado para sostener a nuestras familias, en los estudios, los alimentos, la salud, en todo”, confiesa Escalante.
“Yo llevo 55 años vendiendo flores en el Parque de la Vida, con eso crié y les dí educación a mis siete hijos”, dijo Alba, una mujer de 70 años, la más antigua vendedora de flores en el Cementerio Central.
Pero hay otros que están sufriendo. Ahí se encuentran las 20 familias de marmoleros o fabricantes de lápidas para las tumbas, las rezanderas, los que venden el agua, los que cuidan los carros, el transporte público, porque un lunes, que es el día que más visitas
se reciben en el cementerio, es mucho el taxi que arriba de todos los barrios de Cúcuta y municipios del área metropolitana”.
Jhon Jairo Castro, vocero de los marmoleros, manifestó que el impacto que les produjo el cierre del cementerio los mandó al piso las ventas. “Estamos soportando pérdidas del 80 por ciento en nuestras economías”.
Insistió en que la JEP y la Alcaldía no tuvieron en cuenta “que del cementerio vivimos mucha gente, a simple vista se ve que no les importamos nada para haber decido el cierre indefinido”.
Las puertas del camposanto se cerraron desde el pasado 23 de marzo y ello fue producto de los hallazgos de más sitios de interés forense. Se pasó de un total de 22 a 40 sitios, lo que determinó la medida del cierre.
A la par de los vendedores, la junta de acción comunal y las juntas administradoras locales de la Comuna 1, donde está ubicado el cementerio la están solicitando a la alcaldía y a la JEP que reconsideren alargar el cierre del cementerio, porque no solo se atentó contra las economías informales que rondan el camposanto, sino con los propietarios de panteones y predios para el entierro de sus seres queridos, dijo Pedro Castellanos, presidente de la JAC.
El dirigente comunal abogó también porque en lugar del cierre mejor debieron haberlo ampliado.