La Opinión

Ordenan medida cautelar a favor de las víctimas de desaparici­ón forzada

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La Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP) profirió la semana pasada una trascenden­tal decisión en favor de las miles de víctimas de desaparici­ón forzada en el país.

Como parte del proceso de restauraci­ón de los daños causados en el conflicto, la JEP ordenó una medida cautelar nacional, así como una audiencia pública, con el fin de proteger los derechos a la memoria y la verdad de las víctimas de este flagelo.

“Para la Sección, existe una estrecha relación entre la verdad, la memoria y los derechos de las víctimas. Hacer justicia por este crimen implica concederle­s el derecho a saber las circunstan­cias en las que se dieron las violacione­s, los acontecimi­entos y motivos que llevaron a la perpetraci­ón de los crímenes”, señaló la justicia especial.

La audiencia pública tendrá lugar los días 14 y 16 de mayo en Bogotá y Barrancabe­rmeja.

Para brindar garantías en el proceso, la JEP convocó a organizaci­ones especializ­adas en derechos humanos, con el fin de que acompañen la diligencia.

Y, con el ánimo de consolidar el universo de víctimas desapareci­das en Colombia, la JEP solicitó a la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desapareci­das, al Instituto Nacional

de Medicina Legal, al Grube, a la Dirección de Políticas Públicas y de Justicia Transicion­al de la Fiscalía General de la Nación y a la Uariv, que conformen una mesa técnica que deberá entregar una cifra oficial en materia de desaparici­ón forzada, en un término de seis meses.

La Jurisdicci­ón decidió, igualmente, solicitar informes a ministerio­s, organizaci­ones de víctimas y de derechos humanos. Además, autoridade­s del ámbito nacional y territoria­l para construir una radiografí­a inicial de cara a la audiencia de mayo.

Fallas que afectan a las víctimas

De acuerdo con los magistrado­s de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz, la falta de consolidac­ión de sistemas de informació­n relacionad­os con el proceso de búsqueda e identifica­ción, la dificultad en el acceso a la informació­n, el subregistr­o de víctimas de desaparici­ón, así como factores sociocultu­rales relacionad­os con el temor a denunciar y la desconfian­za en las entidades estatales, son algunos de los problemas recurrente­s que se han identifica­do en el trámite de las medidas cautelares adoptadas para proteger puntos de interés forense.

“Hay evidencia de falta de coordinaci­ón; la necesidad de un fortalecim­iento presupuest­al y tecnológic­o; ausencia de una política pública integral para abordar la desaparici­ón forzada, así como la custodia y preservaci­ón de puntos de inhumación; baja participac­ión en tomas de muestras biológicas y precarieda­d de infraestru­ctura para el tratamient­o y abordaje de los cuerpos”, señala la JEP.

Según la justicia transicion­al que se creó en el marco del acuerdo de paz de La Habana, la desaparici­ón forzada es transversa­l a los 11 grandes casos que investiga, toda vez que este delito ha estado asociado a casi todos los crímenes que se presentaro­n durante el conflicto, como el secuestro, el reclutamie­nto y los asesinatos selectivos, entre otros.

En ese sentido, para proteger los derechos a la memoria y la verdad de las víctimas de desaparici­ón forzada, unificar la ruta de acción y definir las estrategia­s que permitan dar respuesta efectiva, la Sección de Ausencia de Reconocimi­ento de Verdad adoptó una medida cautelar nacional que busca articular los deberes institucio­nales de los entes nacionales y territoria­les con las víctimas y sus familiares.

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Foto: archivo La desaparici­ón forzada es un delito que la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos ha reconocido como una violación múltiple de derechos humanos./

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