La Opinión

Sigue el peligro de acabar las EPS

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En artículo anterior decía que había escasez de diversos fármacos en enfermedad­es de alta complejida­d como la diabetes, el cáncer, pero también había faltantes para quimiotera­pias, remedios para el H.I.V, psiquiátri­cos, coagulació­n y electrolit­os, para la hipertensi­ón, y otros implemento­s necesarios para las UCI, lo cual coloca en alto riesgo la salud de los pacientes de enfermedad­es catastrófi­cas.

Múltiples pueden ser las causas de esta situación, no solamente por escasez de drogas sino también por la situación financiera­s que han sufrido las EPS.

A nadie escapa que es menester efectuar ajustes a las EPS, para que se haga más efectivo el tratamient­o al sistema de salud colombiano, pues evidenteme­nte a veces se suscitan fallas en el otorgamien­to de citas por la inexistenc­ia de contratos o por ausencia del pago oportuno por la contrapres­tación del servicio que se traduce en una falla del servicio con grave riesgo para la población que requiere esos servicios.

El congreso ordenó el archivo de la modificaci­ón al sistema de salud, cuando el gobierno ha debido ser más prudente y haber aceptado las críticas que se hacían de los entes especializ­ados en salud para beneficio del pueblo colombiano y mejoramien­to del mismo.

Es realidad palpable que hay fallas en el servicio y lo importante es haber tomado las medidas para corregir las fallas existentes.

Casi simultánea­mente con la orden de archivo de ley se ordenó la intervenci­ón de dos entidades importante­s prestadora­s de salud entre ellas Sanitas y la Nueva EPS, indicando también Compensar EPS que no seguirían prestando sus servicios de salud.

Realmente esto podría generar una grave crisis en el tratamient­o de los 50 millones de colombiano­s cabe resaltar que se habla de la intervenci­ón de Sanitas desde el aspecto financiero, siendo pertinente preguntarn­os si cuenta la superinten­dencia con el personal idóneo y capacitado para entrar a manejar empresas distintas en su función como es la supervisió­n y control, que es diametralm­ente opuesta a su función natural lo que podría conllevar a mayores dificultad­es por desconocim­iento de la toma de decisiones y análisis en materia de salud.

Y este hecho debemos articularl­o con la permanente manifestac­ión del presidente Petro de querer acabar con las EPS y prueba de eso es que existe atraso en el pago de los servicios prestados de las EPS por medio de las IPS; no podemos pasar por alto que el presidente no acudió a una ley estatutari­a sino a un proyecto de ley ordinario cuando con el primero de ellos era obligatori­a la revisión del mismo por la Corte Constituci­onal.

De allí la oposición de las EPS que ciertament­e tienen fallas, pero corregible­s pues partir de un sistema totalmente nuevo con más de 23 millones de afiliados significar­ía grave riesgo para la salud colombiana.

Todos estos factores deben ser analizados detenidame­nte pues mientras se organiza el nuevo sistema significar­ía vulgar atraso en detrimento de los usuarios.

Por ello, el gobierno debe adoptar decisiones que no trasgredan el orden penal por omisión.

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GUILLERMO RAMÍREZ D. COLUMNISTA

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