La Opinión

Necesitamo­s una vía de quinta generación

-

Apaso muy lento avanza el plan para la definición de la ruta alterna en la carretera Ocaña-cúcuta, que en mayo del año pasado fue golpeada, en el sector de El Tarrita, por una avalancha de similar inmensidad a la que en los años 80, del siglo XX, destruyó a la población de Armero.

Once meses debieron pasar para que hasta ahora se anunciara por el Instituto Nacional de Vías que el semáforo está en verde para la contrataci­ón de los estudios y diseños para el corredor ubicado en la ruta 7008 Ocaña- Alto del Pozo entre los perímetros 47 al 53, derivados de la emergencia generada por el gigantesco deslave ocurrido en Ábrego, a fines de mayo de 2023.

Lo cierto de todo esto es que no nos podemos quedar con solamente arreglar ese tramo, sino que el Gobierno Nacional tiene debe entender que esta vía que es la misma que conduce hacia la costa Caribe, necesita un megaproyec­to.

Los usuarios de la vía, los habitantes de Norte de Santander, el empresaria­do y la sociedad civil en general reclama que la carretera Cúcuta-ocaña, en ambos sentidos necesita una intervenci­ón de gran envergadur­a y de billonaria inversión para elevar su infraestru­ctura a la categoría de quinta generación.

Invertir en una obra pública como esa, que requiere ser tratada como ha ocurrido con el tramo Cúcuta-pamplona, que se convirtió en doble calzada, con tres túneles, gigantesco­s puentes, vías alternas y un mejoramien­to en su carpeta asfáltica, es una forma de ayudar a impulsar la economía, favorecer el intercambi­o comercial y lograr más competitiv­idad, productivi­dad y empleo.

Sí está bien que se empiece a mirar la forma en que se debe superar, definitiva­mente, ese riesgo de futuras afectacion­es por la falla geológica en una carretera estratégic­a como la que una a Cúcuta, Ocaña y la costa, sino que es indispensa­ble aprovechar el momento para que el compromiso nacional quede definido con un megaproyec­to de modernizac­ión.

Y como las preguntas son la mejor manera de auscultar al Gobierno Nacional, la inquietud que aparece es ¿por qué no se empezó a tratar de una vez todo el trayecto de la vía? ¿O es que primero se arrancará por El Tarrita? ¿O debemos descartar de una vez por todas cualquier megainvers­ión?

Invías y el Ministerio de Transporte deberían ser claros y precisos con los habitantes de la región, los transporta­dores, los importador­es, los exportador­es, los comerciant­es e industrial­es que utilizan esta carretera.

A manera de contexto recordemos que el 28 de julio de 2022 La Opinión informó que para la época había un listado de once megaproyec­tos para lo que se llamaba la segunda ola del plan de concesione­s de quinta generación, dentro de la que figuraba Ocaña-cúcuta.

Pero como esa fecha coincidía ya con la finalizaci­ón del anterior gobierno que entregó el mandato el 7 de agosto de ese mismo año, lo único que debería esperarse es que la dirigencia política nortesanta­ndereana no deje perder esa oportunida­d y que el proyecto, así se modifique y se haga mediante otro sistema, logre desempolva­rse.

El plan el infraestru­ctura para la conectivid­ad vial de Norte de Santander con el resto del país debe tener un gran músculo financiero y la fortaleza técnica, estructura­kl y de diseño para que sea un real y potente dinamizado­r de la economía local.

Once meses debieron pasar para que hasta ahora se anunciara por el Instituto Nacional De Vías que el semáforo está en verde para la contrataci­ón de los estudios y diseños para el corredor ubicado en la ruta 7008 Ocaña- Alto del Pozo entre los perímetros 47 al 53, derivados de la emergencia generada por el gigantesco deslave ocurrido en Ábrego, a fines De mayo de 2023.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia