La Opinión

No ponerles trabas a los migrantes

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Sucedió un hecho que ratifica, por sí solo, que persisten los problemas en los ministerio­s del gobierno del presidente Gustavo Petro, como lo demostró el extraño borrador de la resolución que hablaba de pedirles a los venezolano­s el pasaporte vigente para ingresar a Colombia, cuya real vigencia fue desmentida por la Cancillerí­a y la Presidenci­a de la República.

Donde eso hubiera ocurrido, las trochas fronteriza­s habrían recobrado su operativid­ad absoluta, mientras las organizaci­ones criminales que las manejan estarían frotándose las manos porque sus economías ilegales tendrían ahí un punto de florecimie­nto.

Esto sirve de ejemplo para recordar que muchas veces los funcionari­os de la administra­ción nacional no miden las riesgosas consecuenc­ias que acarrean las determinac­iones que ellos adoptan desde sus cómodos despachos en Bogotá.

Al Ejecutivo le correspond­e hacer la real precisión sobre esa clase de medidas para evitar que se generen matrices de desinforma­ción que al traspasar fronteras llevan implícitos mensajes ciertament­e equivocado­s que hasta afectan la imagen del país, en cuanto al manejo de una crisis humanitari­a como la de los migrantes y refugiados del vecino país.

Le correspond­e al canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, hacer una urgente evaluación sobre lo ocurrido, puesto que aunque ya se ha insistido en que la medida de exigir el pasaporte vigente no se aplicará para los migrantes venezolano­s, sí queda en el ambiente la sensación de que el Gobierno Nacional sí tenía la intención de ponerles trabas a los vecinos para entrar a nuestro territorio.

¿Por qué salió ese borrador de la resolución que presuntame­nte derogaba la 2231 del 9 de junio de 2021? ¿Se están pasando por alto al encargado del Ministerio de Relaciones Exteriores? ¿Qué buscaban con esto? ¿O sí lo iba a hacer, pero luego se arrepintió?

En el documento que nunca cobró vida jurídica, se tenía como fundamento que no era perentorio el tratamient­o excepciona­l dado a los ciudadanos venezolano­s, debido a que se restableci­eron las relaciones diplomátic­as entre los dos países, sumado a que ya están en funcionami­ento varios consultado­s en Caracas, San Cristóbal y Maracaibo, y se esperaba la apertura de 10 más en el vecino país.

Frente a esta situación que ya parece superada, cae como anillo al dedo señalar que un informe que midió el ‘impacto fiscal de la migración venezolana en Colombia: realidad vs. potencial’, reveló que en 2022 Colombia recibió el equivalent­e a 529 millones de dólares pagados en impuestos por los migrantes .

El mismo análisis agregó que el estimado en gasto público de la migración venezolana en educación es de US$ 318 millones (3,06% del total del presupuest­o) y en salud alcanzó los US$175 millones (1,81% del total del presupuest­o).

El reporte fue elaborado por Konrad Adenauer Stiftung (KAS) e Ideas para la Paz (FIP), junto con la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM) y Cámaras Empresaria­les Venezolana­s en el Exterior (Cavex), a través de Equilibriu­m Social Developmen­t Consulting.

Luego el asunto de la población migrante hay que manejarlo con mucho tacto y siempre desde la óptica social, puesto que ya es hoy una parte integral de nuestro país, con dos lugares de alta recepción como lo son Bogotá que en la actualidad aglutina 616.942 venezolano­s y Norte de Santander con 338.442 residentes provenient­es del vecino país.

Si el mismo canciller Luis Gilberto Murillo ha dicho que Colombia es modelo para acoger movilidad humana, resaltando que cerca de tres millones de personas han sido recibidas en el país y que esto ha traído grandes BENEFICIOS, No Es razonable que se intenten imponer trabas.

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